lunes, 26 de noviembre de 2007

Juan Manuel de Prada

Los que me conocen saben de mi poca afición a la lectura de periódicos, incluidos los dominicales. Entre semana me conformo con la lectura de titulares en mi Blackberry, y el fin de semana no tengo mucho tiempo entre carreras y dejar y recojer niños aquí y allá.

Sin ambargo ayer pude ojear el dominical de ABC, y me encontré con un curioso opúsculo del autor citado, con el título "Católico y coñón que es uno". Buscando el el diccionario, he visto que Coñón no tiene significado alguno (salvo, como bien sabe Juan Marí, el nombre de un Papa del siglo VII, en concreto que dirigió los designios de la Iglesia durante un año).

El ensayo de marras tenía como propósito contestar a ese deplorable personaje que ayuda a despertarse con odio todas las mañanas desde la COPE. Y perdón por la poca caridad cristiana demostrada en la definición anterior, no la repetiré más...

Traía a colación un libro escrito según el autor en su juventud literaria, con el poco afortunado título de "Coños", imagino que por quello del marketing para vender más. De Prada no reniega del mismo, más debido a no dar la razón a Losantos que a un convencimiento de la conveniencia de lo publicado, pero hace una reflexión acerca de la incitación del catolicismo "al constante cambio", poniendo como ejemplo, ni más ni menos, a Pablo, Agustín o María Magdalena.

Otra reflexión interesante es "uno de los rasgos más distintivo del católico es su apertura a la belleza incesante y siempre renovada de la redención".

En definitiva, demasiada altura para un articulillo en defensa de una posición propia.

Artículo entero: www.xlsemanal.com/prada
www.juanmanueldeprada.com

1 comentario:

juan mari dijo...

Me ha gustado el artículo de Prada y subrayo los mismos textos apuntados por Alfonso, no porque sean novedosos sino porque son principios basilares del cristianismo. Todos los días pedimos la conversión al inicio de la misa, no porque creamos que siempre lo hacemos mal sino porque somos conscientes de que siempre podemos conocernos mejor siempre pdemos purificar nuestra intención y nuestra acción. En este camino, la cercanía de Jesus, el inocente que sufre, nos ayuda a comprender la importancia de la solidaridad, de la compasión y de los hermanos en este camino personal de mejora y superación.