lunes, 5 de noviembre de 2007

Conformar un diálogo entre amigos

No siempre tenemos la ocasión de dialogar sobre lo que va sucediendo cada día con nuestros amigos más cercanos. Este artefacto siniestro, pero maravilloso, que es internet, puede ayudarnos a cambiar con más facilidad impresiones y decir abiertamente lo que pensamos. Además, al escribirlo nos obligamos a pensar un poco más y a matizar mejor sin dejar de ser espontáneo y sencillo.
Al menos, lo intentamos.

3 comentarios:

Nacho dijo...

Una recuperación sobresaliente del género epistolar siempre que deje la puerta abierta al contacto personal.
Mi mayor temor con internet es que facilite tanto una determinada manera de comunicarnos que, al tiempo, cierre el camino a otras tan fructíferas como la relación cara a cara.
Por mi parte intentaré aportar mis reflexiones ante acontecimientos, ideaso hechos, si bien me temo que la mayoría de mis incursiones en este foro serán dudas y preguntas. Así es la vida, para llegar a cualquier sitio hay que preguntar por el buen camino.

Un abrazo

nacho

Peregrino dijo...

Completo los comentarios al post del primer día, a una hora tardía y desde la oficina. Estoy pendiente todavía de una cena...
Contestando a Nacho, decir que de ninguna manera el género epistolar sustituirá a la relación directa, sino más bien debe considerarse un conveniente complemento de la misma. Como dice Juan Marí escribir te obliga a pensar un poco más lo que expresas, a articularlo mejor. De eso se trata en este blog. Y en cuanto a que lo que expresemos en el mismo sean mayoritariamente dudas, no debemos preocuparnos, ya que contamos con, parafraseando a Mitch Albom, nuestro viejo y querido profesor. Sólo apostillar tu última afirmación en el sentido de que es válida, salvo para preguntar direcciones por la calle :-)

juan mari dijo...

En una conversación de esta mañana he planteado una grave dificultad de muchos de nuestros cristianos, la de no sentirse identificados con la Iglesia, la de creer y vivir al margen de la Iglesia, incluso siendo practicantes. Yo soy consciente de que, a menudo, nuestra jerarquía o nuestras parroquias no son entusiasmantes, pero resulta literalmente mortal el intentar vivir un cristianismo vivo, exigente y enriquecedor al margen de la Iglesia y de la comunidad. Se trata de uno de nuestros déficits más preocupantes y ne nuestra obligación en la ediucación de nuestros hijos.
Naturalmente, se trata de un tema que hay que profundizar más.