domingo, 30 de noviembre de 2008

El Adviento que viene

"Moría la noche; palidecían las estrellas. De repente, la piedra filosofal de la luz matutina lo tiño todo de oro. Un clamoreo corrió de boca en boca: "¡El heraldo, el heraldo!"
Bajé la cabeza y pregunté: "¿Viene ya?"
De todas partes parecía que estallaba el ¡Sí! de la respuesta.
El pensamiento, atormentado, decía:" ¡No está todavía la cúpula de mi palacio! ¡Nada está en regla!".
Vino una voz del cielo: ¡¿Derriba tu palacio!"
"¿Por qué?", preguntó el Pensamiento.
Porque hoy es el día del Advenimiento, y tu palacio estorba el paso".

Queridos amigos,cuántas veces en nuestra vida, si tuviéramos un poco de perspicacia, podríamos decir: Hoy es el día de mi salvación, hoy puede ser un día único en mi vida, hoy es la ocasión. A menudo, no hacemos caso y convertimos un día especial en un día cualquiera.

Tenemos ante nosotros una ocasión, tal vez, única: derribar mis barreras, barrer los escombros, dejar mi espíritu libre y purificado. No sea que hoy sea el día del advenimiento y mi yo estorbe el paso.
Amigos, aprovechemos estos días que vienen. Va, también, para tí Mate!

viernes, 28 de noviembre de 2008

Reseña de un acto importante

Homenaje al profesor Laboa en la presentación de su “Atlas de los Concilios”

«Los obispos están divididos al 50%»

Por José Manuel Vidal
RD
Jueves, 27 de noviembre 2008

Es uno de los más prestigiosos investigadores de la Historia de la Iglesia. Tras 40 años de dedicación a la enseñanza, Juan María Laboa, profesor emérito de Comillas, se dedica a escribir. Ayer, la presentación de su libro “Atlas histórico de los Concilios” (San Pablo) se convirtió en un homenaje espontáneo a su figura. Hombre de Iglesia y, por ende, abierto y crítico, Laboa invitó a “aprender las lecciones que la Historia da a la Iglesia” y reconoció, con tristeza, que “los obispos están divididos al 50%”. La apretada votación del secretario general le daba, una vez más, la razón.

El aula magna de la Pontificia de Comillas estaba abarrotada. En la presidencia, Fernando Sebastián, Santiago Madrigal, decano de la Facultad de Teología y Pedro Miguel García, subdirector editorial de San Pablo. Intervenciones sentidas y ponderadas de los presentes. Con numerosas alabanzas al autor. Por su obra y por todo su recorrido. Tantas que, con sentido del humor, cuando le llegó el turno, Laboa saludó con una anécdota en la que un viejo profesor decía ante las loas de sus presentadores: “Sigan, sigan, a ciertas edades, las alabanzas reconfortan”.

En primer fila de la sala, Carlos García de Andoín, el líder de Cristianos Socialistas del PSOE, y tres obispos: Raúl Berzosa, Joan Enric Vives y Juan del Río. “En actos como éstos la ‘otra’ Iglesia respira y toma conciencia de que existe y es numerosa”, decía un sacerdote sentado a mi lado.

Monseñor Sebastián ensalzó la obra de Laboa y calificó al autor de “pedagogo y publicista”. Por su parte, el subdirector de San Pablo, Pedro Miguel García destacó algunas de las cualidades del autor: “claridad, visión de fe, libertad de opinión y expresión, asi como preocupación por las realidades eclesiales del momento”.
Visiblemente emocionado, el profesor Laboa comenzó señalando que “tras 40 años de dedicación a la enseñanza de la Historia de la Iglesia o te vuelves loco o purificas la fe”. Y a renglón seguido, añadió: “En estos 40 años he aprendido que la Iglesia es maestra, pero no tiene discípulos”. Porque, “en la Iglesia, el Espíritu está en vasijas de barro”.

Al echar la vista atrás, Laboa recordó que “los sufrimientos en la Iglesia, muchas veces no vienen de los enemigos, sino de los de dentro”. A pesar de todo declaró: “He intentado ser libre, porque no hay evangelización posible, si no somos muy limpios y muy libres cuando hablamos de la bondad y de las perversiones de la Iglesia”.

A su juicio, los que quieren acallar las críticas a la institución con el célebre refrán de que los trapos sucios no se lavan fuera de casa es “porque pretenden mantenerlos sucios dentro”.

Anunció que prepara un libro sobre “La Historia de la Iglesia samaritana” y apuntó algunas de sus preocupaciones actuales. Primero, el “tremendo desconocimiento de la Historia de la Iglesia tanto dentro como fuera de ella”.

En segundo lugar, advirtió contra “el peligro inmenso de falsear la Historia de la Iglesia, como ya hacen algunas instituciones y congregaciones. Y eso es escandaloso”. En tercer lugar, apostó por el diálogo y la comunión eclesiales. “En estos momentos, en España, los obispos están divididos al 50 por ciento. Y los cristianos, también”. A su juicio, la jerarquía tiene que buscar urgentemente “a gente capaz de ser puente”. De lo contrario, “no tenemos futuro”.

Y por último, señaló que la Iglesia no debería enrocarse. “Cuando se nos ataca y somos débiles, no vale refugiarse en el integrismo o en el gueto. Eso debilita y empobrece a la Iglesia que, además, perderá la cultura y no convencerá a nadie”.

La sala respondió a sus palabras con una cerrada ovación. “Todavía quedan profetas”, aseguraba un jesuita. 

El verdadero progresismo

En una obra del escritor brasileño Pedro Bloch encuentro un diálogo con un niño que me deja literalmente conmovido.

— ¿Rezas a Dios? —pregunta Bloch.

— Sí, cada noche —contesta el pequeño.

— ¿Y que le pides?

— Nada. Le pregunto si puedo ayudarle en algo.

Y ahora soy yo quien me pregunto a mí mismo qué sentirá Dios al oír a este chiquillo que no va a Él, como la mayoría de los mayores, pidiéndole dinero, salud, amor o abrumándole de quejas, de protestas por lo mal que marcha el mundo, y que, en cambio, lo que hace es simplemente ofrecerse a echarle una mano, si es que la necesita para algo.

A lo mejor alguien hasta piensa que la cosa teológicamente no es muy correcta. Porque, ¿qué va a necesitar Dios, el Omnipotente? Y, en todo caso, ¿qué puede tener que dar este niño que, para darle algo a Dios, precisaría ser mayor que El?

Y, sin embargo, qué profunda es la intuición del chaval. Porque lo mejor de Dios no es que sea omnipotente, sino que no lo sea demasiado y que El haya querido «necesitar» de los hombres. Dios es lo suficientemente listo para saber mejor que nadie que la omnipotencia se admira, se respeta, se venera, crea asombro, admiración, sumisión. Pero que sólo la debilidad, la proximidad crea amor. Por eso, ya desde el día de la Creación, El, que nada necesita de nadie, quiso contar con la colaboración del hombre para casi todo. Y empezó por dejar en nuestras manos el completar la obra de la Creación y todo cuanto en la tierra sucedería.

Por eso es tan desconcertante ver que la mayoría de los humanos, en vez de felicitarse por la suerte de poder colaborar en la obra de Dios, se pasan la vida mirando hacia el cielo para pedirle que venga a resolver personalmente lo que era tarea nuestra mejorar y arreglar.

Yo entiendo, claro, la oración de súplica: el hombre es tan menesteroso que es muy comprensible que se vuelva a Dios tendiéndole la mano como un mendigo. Pero me parece a mi que, si la mayoría de las veces que los creyentes rezan lo hicieran no para pedir cosas para ellos, sino para echarle una mano a Dios en el arreglo de los problemas de este mundo, tendríamos ya una tierra mucho más habitable.

Con la Iglesia ocurre tres cuartos de lo mismo. No hay cristiano que una vez al día no se queje de las cosas que hace o deja de hacer la Iglesia, entendiendo por «Iglesia» el Papa y los obispos. «Si ellos vendieran las riquezas del Vaticano, ya no habría hambre en el mundo». «Si los obispos fueran más accesibles y los curas predicasen mejor, tendríamos una Iglesia fascinante». Pero ¿cuántos se vuelven a la Iglesia para echarle una mano?

En la «Antología del disparate» hay un chaval que dice que «la fe es lo que Dios nos da para que podamos entender a los curas». Pero, bromas aparte, la fe es lo que Dios nos da para que luchemos por ella, no para adormecernos, sino para acicateamos.

«Dios —ha escrito Bernardino M. Hernando— comparte con nosotros su grandeza y nuestras debilidades». El coge nuestras debilidades y nos da su grandeza, la maravilla de poder ser creadores como El. Y por eso es tan apasionante esta cosa de ser hombre y de construir la tierra.

Por eso me desconcierta a mi tanto cuando se sitúa a los cristianos siempre entre los conservadores, los durmientes, los atados al pasado pasadísimo. Cuando en rigor debíamos ser «los esperantes, los caminantes». Theillard de Chardín decía que en la humanidad había dos alas y que él estaba convencido de que «cristianismo se halla esencialmente con el ala esperante de la humanidad», ya que él identificaba siempre lo cristiano con lo creativo, lo progresivo, lo esperanzado.

Claro que habría que empezar por definir qué es lo progresivo y qué lo que se camufla tras la palabra «progreso». También los cangrejos creen que caminan cuando marchan hacia atrás.

De todos modos hay cosas bastante claras: es progresivo todo lo que va hacia un mayor amor, una mayor justicia, una mayor libertad. Es progresivo todo lo que va en la misma dirección en la que Dios creó el mundo. Y desgraciadamente no todos los avances de nuestro tiempo van precisamente en esa dirección.

Pero también es muy claro que la solución no es llorar o volverse a Dios mendigándole que venga a arreglarnos el reloj que se nos ha atascado. Lo mejor será, como hacía el niño de Bloch, echarle una mano a Dios. Porque con su omnipotencia y nuestra debilidad juntas hay más que suficiente para arreglar el mundo.


José Luis Martín Descalzo, "Razones para vivir".


Tiempo de Adviento, preparación de la Navidad

Mi futuro amigo camilo Xabier escribe esto en su newsletter de esta semana:

Pronto, muy pronto, Occidente y Oriente, el Norte y seguro que el Sur también, festejarán ese tiempo llamado navidad. Toda fiesta exige preparativos, tiene su antesala. La Iglesia llamó a ese tiempo anticipatorio “Adviento”. A lo largo de las próximas semanas, hasta que llegue Navidad, propondremos alguna pista, pocas, para la reflexión y que puedan servir de preparación a la navidad.
Las palabras son importantes porque mediante ellas transmitimos pensamientos y sentimientos. Ellas ponen rostro a aquello que habita en el interior de nuestra ánima. Nos libera decir y nombrar correctamente aquello que sentimos y vivimos.
Aunque a primera vista se distingan fácilmente, a la
hora de la verdad suele ser habitual utilizar como sinónimos los términos “único y central” cuando realmente son totalmente contrarios e incluso antagónicos.
Lo único es reduccionista y excluyente. Lo único se resuelve por resolución de contrarios, por eliminación del otro, por aniquilación de la diferencia. Lo único está solo y a solas. Lo único exige obediencia y sumisión. Por eso el consumo, el dinero, el poder, la fuerza, la violencia se presentan ante nosotros como lo “único
que puede hacernos felices”. Si tú eres lo único importante en mi vida, ¿dónde quedo yo? ¿Quién soy yo sin ti?
En cambio, lo central construye en su entorno y pide la presencia de otros alrededor de ese centro. Lo central por su propia naturaleza convoca a los otros. Alimenta, irriga y da vida a lo que convoca en su entorno. Lo central no crea periferia sino que genera entorno. Genera vínculo. Crea relación. Nada ni nadie le sobra, sino que convoca y da sentido. Dios nunca pide ser lo único sino lo central. Quiere estar y ser el centro de nuestra existencia. El ídolo, en cambio, busca ser lo único. Quienes nos aman nos invitan a ocupar el centro de sus vidas, no nos piden ser lo único sino ser y formar parte de su centro. Nos piden ser su esperanza. Nos invitan a ser Esperanza. Ser Navidad.

martes, 25 de noviembre de 2008

A propósito de los crucifijos

Dice nuestra querida y bella ministra de educación que "en los lugares públicos, y los colegios lo son por excelencia, cualquier símbolo que pueda agredir o crear sensación de agresión a cualquiera de los que circulan por él debe quitarse de en medio" (sic).
Evidentemente, habrá bestias que pretendan utilizar el crucifijo como arma arrojadiza, para atizar en la cabeza al semejante. Pero por el mismo motivo debería retirarse cualquier otro objeto contundente, de manera que los colegios se asemejasen a esas celdas acolchadas donde se internan a los locos peligrosos, sin nada alrededor. ¿Es eso lo que se busca?, ¿la nada?
¿Por qué nadie se preocupa de explicar lo que significa el crucifijo, tanto para cristianos como para ateos, progresistas e incluso analfabetos en materia religiosa? Con independencia de mi fe, el crucifijo, como símbolo, refleja la muerte de una persona por el bien de los demás. La muerte de alguien al que nadie, en 2000 años de historia ha sido incapaz de imputar crimen alguno. El sacrificio de un hombre que, como mínimo, y con independencia de la fe que profese cada uno, dio su vida pensando que salvaba la de los demás. Alguien que pasó por la vida predicando y practicando Amor, respeto, caridad, auxilio a los desamparados. Alguien que las otras dos grandes religiones monoteístas respetan como profeta. Y mi fe dice que en esa cruz clavamos os hombres a Dios, y que su hijo resucitó para darnos vida eterna. ¡Vaya con la sensación de agresión!
Parece un tanto anacrónico que el crucifijo pueda agedir o dar la sensación de agresión a una sociedad, y menos a una sociedad como la española. Que no estamos en tiempo de cruzadas! y si lo estuviéramos sería más bien tiempo de jihad... 
Y entretanto, otros mirando para otro lado. 

jueves, 20 de noviembre de 2008

No tener confianza es no tener paz

Texto de Esther Ariño, para vuestra reflexión (y la mía, claro)

No tener confianza, desconfiar, es perder la calma, es no tener paz. Hoy en día los hombres y las mujeres desconfiamos de todo y por lo tanto no tenemos paz. Vivimos recelando, pensando en que todos nos pueden engañar.

Tal vez sea porque tampoco nosotros somos auténticos, tal vez sea por eso. Lo cierto es que vivimos en un mundo de engaño. Engaño en los negocios, engaño en los artículos que consumimos, comida, cremas, accesorios, contratos, etcétera; engaño en el amor y en la amistad. Y cuando somos sinceros, honestos, ¡cuánto nos duele que alguien nos traicione!

Creer en nuestros semejantes, en nuestros seres queridos, es necesidad vital para poder vivir. Creer plenamente, sin sombra de duda en el ser amado es condición necesaria para sublimarnos en toda nuestra integridad moral como el que alguien nos diga: - ¡Creo en ti!. Pero los seres humanos nos fallamos unos a otros y es ahí cuando aparece el dolor, los celos, la desconfianza.

Tal vez hoy tengamos eso, dolor, decepción, estamos heridos, nos han engañado... Tal vez aquel puesto de trabajo que nos prometieron fue un engaño, tal vez aquel juramento de amor no fue sincero, tal vez aquella amistad nos clavó un puñal por la espalda... Traición, mentira, desilusión, elementos y sensaciones que nos hacen estar tristes, muy tristes. No queremos hablar con nadie, no queremos contarle a nadie nuestra pena, ¡nos han engañado! y hemos perdido la confianza.

Por ese dolor, de la índole que sea, no nos dejemos aniquilar. Dios es nuestro Padre y nos está cuidando, un Padre todo amor y en El si podemos confiar. Fijémonos en los niños cuando juegan en el Parque. Andan corriendo un poco lejos de su madre, pero si tropiezan y caen, o algo los asusta, corren a refugiarse en los brazos de ella que los acoge solícita y el niño con un suspiro de llanto apoya su cabecita en el regazo materno porque allí se siente seguro y CONFIADO. Eso es lo que necesitamos cuando las cosas nos hacen sufrir, tener confianza en nuestro PADRE Dios pero también en los hombres. El niño no solo cuando cae o tiene miedo, sino cuando encuentra una florerilla corre gozoso a mostrársela al ser querido. Así nosotros en nuestras penas, pero también en nuestros acontecimientos gratos, en nuestros triunfos y alegrías vayamos a Él para mostrarle y agradecerle todo aquello que nos llena de dicha.

La falsedad, aunque en estos tiempos parece acosarnos para donde miremos, no es un mal de hoy. Ya lo podemos ver en el texto de (Jeremías, IX, 3 y 55) "Nada de fidelidad, solo el fraude predomina en la tierra. Amontonan iniquidad sobre iniquidad... recelan uno del otro, nadie confía en nadie todos engañan, todos difaman... no hay en ellos palabras de verdad. Tan avezadas están sus lenguas a la mentira, que ya no pueden sino mentir".

Nos engañamos, nos mentimos unos a otros porque no somos auténticos. Hemos de vivir nuestra existencia con autenticidad para poder confiar y dar confianza a nuestros semejantes.

Estamos llamados a hacer un mundo nuevo. Un mundo mejor. Un mundo verdad. Y LA VERDAD NOS HARÁ LIBRES. Para eso tenemos que vivir nuestra propia vida con auténtica verdad. Una auténtica renovación en nuestras vidas, empezando por confiar en la Humanidad. 

La soledad, incluso en el desierto, tiene salvación

Leo este párrafo subrayado en "El desierto de los tártaros" prestado: "Poco a poco la confianza se debilitaba. Es difícil creer en algo cuando uno está solo y no puede hablar de ello con nadie. Precisamente en esa época Drogo se dio cuenta de que los hombres, por mucho que se quieran, siempre permanecen alejados; si uno sufre, el dolor es completamente suyo, ningún otro puede tomar para sí ni una mínima parte; si uno sufre, no por eso los otros sienten daño, aunque el amor sea grande, y eso provoca la soledad en la vida". La soledad viene provocada por muchos motivos, uno de ellos, fundamental, nuestro egoismo. Siendo estudiante, tras meses de curso, un compañero que vivía puerta por puerta me habló de sus meses de angustía y sufrimiento aumentados por su aislamiento. Quedé desconcertado, en tanto tiempo fui incapaz de intuir su situación ni de comprenderle. Nunca lo he olvidado. Nos convertimos en islas aunque vivamos rodeados y no hacemos mucho por acompañar a quienes están con nosotros. Hay situaciones intransferibles, pero mucha de nuestra soledad podría y debería ser compartida. La soledad como la muerte es resultado del olvido y de la falta del abrazo.

domingo, 16 de noviembre de 2008

La parábola de los talentos

Este es sin duda, uno de mis Evangelios favoritos, por lo que de exigencia tiene. El Señor nos ha adjudicado a cada uno una serie de talentos, de los que somos responsables hasta que nos volvamos a ver con El. Lo primero que tenemos que hacer es ser conscientes de los talentos recibidos. En segundo término, debemos reconocer que no son nuestros, que nos los han prestado para que seamos capaces de producir con ellos. En tercer lugar, no debemos enterrarlos y hay que ponerlos a producir. Ello quiere decir que no vale con conservarlos, hay que arriesgarse para conseguir el rédito. Si hemos recibido pocos talentos, entre ellos en coraje, puede valer con ponerlos "en el banco", para que otros lo hagan por nosotros. Pero si aún así no lo hacemos, el castigo es tremendo: seremos malditos, y expulsados de Reino. "No tengáis miedo" 

jueves, 13 de noviembre de 2008

Algunas perlas de la jornada

"si Ud me lo pregunta, no se si se lo diría o no, pero la verdad es que no lo sé", entrevistado Rajoy acerca de quien va a ser el líder en las europeas. Sin palabras. Se puede decir más alto, pero no más hueco.

"se ha demostrado que el libre mercado, sin política, ha fracasado", Jesús Caldera dixit. Imagino que querrá decir sin intervencionismo (no ya solo regulación), o sin políticos. Es decir, los políticos, esos preparadísimos dirigentes que no han tenido nada que ver con la debacle a la que nos enfrentamos, ya que su papel era otro (cómo ganar elecciones, cómo buscarse un modus vivendi, como aprovecharse de su mediocridad en beneficio propio) a partir de ahora deben tomar las riendas de nuestras vidas. El modelo será sustituir actores, técnicamente bien preparados, aunque formados en una cultura de ssuperficialidad e individualismo, por otros igualmente formados en valores, pero sin ninguna o escasa capacitación técnica. Por gentes que han hecho del funcionariado su ambición. Ahora, sin arriesgar nada de su dinero, van a decidir con el de todos cómo va a actuar el mercado. No lo van a regular, no, van a intervenir. Aunque yo me voy a convertir a través de mis impuestos en el dueño de entidades financieras o grandes empresas van a ser las estructuras de los partidos políticos quienes decidan quienes van  a ser los responsables dentro de esas instituciones. Y van a tener un sueldo mediocre para hacerlo, y además sin incentivos. Vamos, que seguro que encuentran a los mejores.

"el gobierno va a dar una línea de 20.000 millones para financiar a las Pymes", Solbes informa. Primero, va a llegar, si llega, muy tarde. Segundo, la va a dar a través de esos mismos bancos que hoy deniegan esas operaciones. Es decir, que con mi dinero van a ayudar a compañías que los bancos no quieren ayudar, siendo su negocio el prestar dinero para que se lo devuelvan. Y el que va a analizar el riesgo es aquel que con su dinero no lo presta... cuando menos curioso. Si, ya sé que puedo entrar en contradicción con la ironía del párrafo anterior. Pero, no se ve el conflicto de intereses? No pueden pensar en instrumentarlo de otra forma????

Indignación en Cataluña por el mismo artículo del Economist donde les tildan de paletos. Paletos, ojo, los dirigentes (en este caso da igual la procedencia de los mismos). Nuestro presidente también ha hecho un papelón con lo del G-20. Pero, ¿ no están orgullosos de que en Cataluña solo se hable el catalán, solo se eduque en catalán, se rotule todo en catalán. ¿No es esa su ambición? Por qué les molesta entonces que a algún ciudadano (que los periodistas también lo son) pueda no ver con agrado que sus hijos tengan que educarse, por narices, en una lengua -bella, sin duda- que sólo hablan 6-7 millones de personas en todo el mundo, frente a las ventajas que da prepararse en español, hablado por más de 400 millones? Reacción de Carod: el periodista que escribe el artículo está contaminado desde Madrid. Hilarante. Solo le ha faltado decir que desde Madrid el artículo "Spain, the game is over" se ha escrito como cortina de humo, solo para disimular las verdaderas intenciones que son atacar sin piedad a Cataluña.

España retrocede 7 puestos en la tabla de igualdad entre hombres y mujeres, del puesto 10 al 17, inmediatamente después de Letonia, y antes de otro país de la misma trascendencia en el orden económico mundial, que no recuerdo. No es que me crea este tipo de clasificaciones, pero me parece cuando menos curioso que tengamos un Ministerio de la Igualdad, unas leyes absurdas acerca de la paridad, un gobierno con el mismo número de mujeres que de hombres, por decreto, con independencia de la valía de cada cual, y descendamos dramáticamente en el ranking. Pero, ¿es que no puntúa el ampliar los supuestos en los que el estado considera legal el aborto?, o que se pueda llegar a ministra  (sí ministra, es decir, una de las doce personas mejor preparadas de nuestro país para administrar el ejercicio de los derechos que depositamos en manos del Estado) desde la responsabilidad de Directora de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco? Seguro que Bibiana también encuentra una mano negra que boicotea su actuación. Bush? Reagan? Tatcher? Los neocon? La Iglesia -no demos ideas-? Soraya? Cospedal? (estas dos últimas no, que son mujeres...)

Por último, parece que en  los 8 minutos que tanto ha mendigado nuestro presidente, va a leer un documento preparado por la fundación Ideas, de la cual es responsable Caldera. Imagino que ataque despiadado a los neocon (en su casa, qué más da). Parece que sorprendentemente el presidente ha olvidado que lo es de todos los españoles, de los que le han votado y de los que no (ver discurso de Obama, o incluso declaraciones de Bush y McCain). Y por lo tanto, el papel de marras debería ser, cuando menos, consensuado. Para qué el paripé de reunirse con Ceoe, sindicatos, bancos, con Rajoy, si luego va  a leer el papel preparado por el guru Caldera? Se podía haber reunido con los actores y ya está... No creo que me sintiese tampoco representado por ese papel, ya que no emana de la sociedad civil, sino de los individuos que tiene hoy el poder que además nos ha llevado a la situación en la que nos encontramos, pero al menos me sentiría mejor. El sábado voy a ver a un socialista, delante de la bandera de la UE, leyendo un manifiesto en mi nombre como español. 

Cómo nos ven en el exterior

The morning after

Nov 6th 2008
From The Economist print edition

After three decades of partying, Spain has woken up with a hangover. Curing it will require changes, writes Michael Reid (interviewed here)


AFP

THE past few months have been bittersweet for Spain. In a general election in March the Socialist Party won a clear but not overwhelming victory, giving José Luis Rodríguez Zapatero a second term as prime minister. That seemed to drain some of the partisan poison that had accumulated in the political system over the previous four years. In June Spain shook off its long-standing reputation as the permanent under-achiever of world football, winning the European championship with swift and skilful attacking play. Not only did the performance of its young team (featuring Catalans as well as the usual Madrileños in prominent positions) seem to echo Spain’s flowering of creativity in everything from architecture to gastronomy; many commentators saw the footballers’ triumph and the public’s rapturous response to it as a welcome expression of national unity in a country that seemed to be turning increasingly fissiparous. In July Rafael Nadal, a tennis genius from Mallorca, won the Wimbledon championship. At the moment of victory he scampered across the press-box roof, clutching the national flag, to salute Spain’s crown prince and his wife.

But every month since the election the news at home has become gloomier. Investment is slumping. Unemployment in August was 11.3%, a third higher than a year earlier, the biggest jump for 30 years. The economy grew by just 0.1% between the first and the second quarters of this year, the slowest pace since 1993. It is now almost certainly contracting. So sharp was the deterioration that Mr Zapatero (pictured above with Pedro Solbes, his finance minister), who had earlier refused to acknowledge that there was any economic crisis, interrupted his August break to hold an emergency cabinet meeting. “Spaniards went on holiday in party mood and came back to find there was no champagne left, nor even any decent wine,” sums up Fernando Fernández, a former IMF official who is now rector of Nebrija University near Madrid.

Great while it lasted

The fiesta had indeed been splendid. Spain has undergone an extraordinary transformation since Francisco Franco died in 1975 and his long dictatorship came to an end. Democracy was swiftly consolidated. A deeply conservative Catholic society has metamorphosed into an almost self-consciously tolerant one. In the 1960s two-fifths of Spaniards still toiled on the land, many of them living in poverty. Now only 5% work in agriculture. Spain has become a vibrant, middle-class urban society.

Social and political change went hand in hand with economic progress. Between 1994 and 2007 the economy grew at an average annual rate of 3.6%. During that period unemployment fell from 24% to 8%, even though many women joined the labour force and some 5m immigrants arrived—and were absorbed with scarcely any sign of tension. For most of the past decade Spain has been responsible for creating about one in every three new jobs in the euro zone. By 2007 total employment had risen to 20m, from only 12m in 1993. When Spain joined the forerunner of the European Union in 1986 its income per person was only 68% of the club’s average; in 2007 its income per person was 90% of that of the 15 EU members before its latest expansion. Living standards are now higher than Italy’s.

The improvement in Spaniards’ lives is instantly visible. Many elderly people are short, stunted by the hunger they suffered as children in the hard years of fascist autarky after Franco won the civil war of 1936-39. Young Spaniards are strikingly taller than their grandparents, exemplified by Pau Gasol, who measures seven feet (2.13 metres) and was voted the most valuable player when Spain won the latest world basketball championship.

Spain is not just a desirable place to live—though it is that, attracting northern Europeans who have bought second homes in order to enjoy the Spanish combination of sun, good public services and a relaxed way of life. In 2006 it was the world’s ninth-largest economy measured at market exchange rates and the twelfth-largest at purchasing-power parity. It is the sixth-biggest net investor abroad.

The economic boom began under Franco, who abandoned autarky in the late 1950s. He turned the management of the economy over to technocrats from Opus Dei, a lay Catholic organisation, who opened it to foreign trade and investment. But a bigger change came in 1986 when Felipe González, a Socialist prime minister, led Spain into Europe. Foreign direct investment flooded in as multinationals set up car and other factories to take advantage of relatively low wages.

The euro effect

Money from Brussels also poured in. Spain has been the largest single beneficiary of EU regional funds. It has received a total of €186 billion, most of which was wisely spent on improving roads and railways. Under Mr González’s successor, José María Aznar of the conservative People’s Party (PP), Spain qualified to join the euro at its inception in 1999. Interest rates fell dramatically: the cost of mortgages, for example, came down from 18% to below 5%, unleashing a housing boom.

Yet with a suddenness that has taken officials by surprise, economic boom has turned to bust. When the European Central Bank raised interest rates last year, the housing bubble burst. Higher oil prices also cut disposable income, as well as pushing inflation to a new high of 5.3% in July. And international financial turmoil has caused a credit squeeze at home.

Mr Zapatero points out that so far Spain has fared no worse than several other large European economies, and that the country’s financial system is stronger than that of many of its counterparts: to date, no Spanish bank has got into difficulties. In an interview for this special report Mr Zapatero conceded that the economy faces a period of stagnation, but insisted that “once calm returns to the international system, we will return to growth without the Spanish economy having suffered structural damage.” The government forecasts that after a year of almost no growth a recovery will start towards the end of 2009.

This strikes many as far too optimistic. Economists and businesspeople complain that the government was slow to respond to the economy’s swift descent into recession. One of the country’s most experienced bankers reckons that even if the outside world rights itself fairly quickly, recovery will not begin for at least two years. Some are even more pessimistic, arguing that in addition to the liquidity squeeze and the housing bust Spain suffers from an underlying lack of competitiveness. The symptoms are a current-account deficit that topped 10% of GDP in the first half of this year and an inflation rate that has been about one percentage point higher than the average for the euro zone for most of the past decade.

Fixing this will not be easy. When recession struck in the past, as it did in the early 1980s and again in 1993, the key to recovery was devaluation. But with Spain in the euro that option is no longer available. Unless the government rams through structural reforms to make the economy more competitive, the argument goes, adjustment to a harsher economic environment will involve a big rise in unemployment and years of stagnation. Instead of going into a V-shaped recession, with a swift recovery, the economy could be heading for an L-shaped depression.

Spain’s prosperity is due partly to good luck, in the form of EU entry. But for most of the past 30 years it has also managed its affairs far better than its southern Mediterranean peers have done. Despite some corruption, particularly in local government, Spanish politics is generally fairly clean. The country’s economy is relatively open and flexible—halfway between Britain and the rest of continental Europe. Economic management has been mostly competent and stable: since 1993 Spain has had just two finance ministers (Italy has had four since 2001 alone). Mr Solbes, who has held the job since 2004, had an earlier spell in 1993-96 under Mr González before moving on to become the EU’s commissioner for economic and monetary affairs. Under Mr Aznar the incumbent was Rodrigo Rato, who subsequently became the IMF’s boss.

Officials reel off other reasons why Spain is now a different and stronger country than it was when recession last struck. For example, in 1993 the government had a budget deficit of 7% of GDP; in 2007 it had a surplus of 2.2% and public debt was just 36.2% of GDP, down from a peak of 68% in 1996 (compared with Italy’s figure of 104% in 2007 or Britain’s of 44%). Even more importantly, over the past 15 years a clutch of powerful Spanish multinationals has emerged. In 2000 theFinancial Times list of the world’s 500 biggest firms by market capitalisation included only eight from Spain; by 2008 the figure had risen to 14.

A generation of young Spaniards that has grown up knowing nothing but rapid economic growth may now have to contend with unemployment. This will put Spain’s political system, as well as its economy, to its most severe test since the early years of its transition to democracy. This special report will weigh the country’s strengths and weaknesses and assess its prospects for renewed economic growth. It will argue that Spain can avoid Italy’s fate of seemingly remorseless decline. But there are some grounds for concern in politics.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Sin palabras

ENFRENTAMIENTO ENTRE CONFESIONES CRISTIANAS

Una pelea poco ortodoxa en Jerusalén

  • Armenios y griegos ortodoxos se enzarzan en una reyerta en el Santo Sepulcro

ATLAS

Actualizado domingo 09/11/2008 18:23 (CET)
Escuchar noticiaImprimirEnviar noticiaDisminuye letraAumenta letra
REUTERS

JERUSALÉN.- En uno de los grandes lugares sagrados de la cristiandad, la Iglesia de la Santa Sepultura de Jerusalén, el enclave donde muchos fieles piensan que está la tumba de Jesucristo, es frecuente ver peleas entre seguidores de las distintas confesiones cristianas. Sin embargo, y a pesar de ser menos habitual ver allí batallas campales, la última riña ha tenido dimensiones épicas.

Ortodoxos griegos y fieles armenios libraron con sus vestiduras religiosas una increible pelea en este 'ring' tan peculiar, situado en la parte oriental de Jerusalén. Docenas de clérigos se enzarzaron a puñetazos y patadas en un enfrentamiento donde muchos acabaron entre los restos de tapices rotos.

A pesar de tener cada confesión su propia zona en el templo, las peleas no resultan extrañas allí por las tensiones que enfrentan a los clérigos. Por ejemplo, esta reyerta estalló durante la Fiesta de la Cruz, una ceremonia en la que la comunidad armenia conmemora el cuarto siglo del descubrimiento de la cruz sobre la que Jesús fue crucificado.

La policía israelí se vió obligada a intervenir dentro del santuario para restaurar el orden. En la operación fueron arrestados dos clérigos, y muchos otros salieron de aquel campo de batalla con cortes y magulladuras.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Bonita Oración del padre Fernando Pascual, LC


El padre abad llegó cansado a su habitación. Tomó la silla y un papel. Empezó a escribir.

“Señor, te mando el mensaje por escrito, desde mi cuarto. Tengo mucho que decirte, y no sé cómo empezar.

Esta semana me has hecho tocar tantas penas de los corazones. Padres que han visto morir a uno de sus hijos. Hijos que no saben cómo afrontar la vejez de sus padres. Novios que rompen después de muchos años de promesas. Adultos que pierden su trabajo. Jóvenes aprisionados por la droga. Ancianos que viven solos y sin el cariño de los suyos.

Me abruma este mundo de dolor y de lágrimas en el que caminamos durante un tiempo frágil. Sé que es verdad lo que dice la Carta a los Hebreos: no tenemos aquí ciudad permanente. Pero muchos no continúan con la segunda parte de ese texto, que habla de buscar la ciudad futura (cf. Heb 13,14).

Me gustaría tener la sencillez de Cristo para hablar a los corazones y ayudarles así a contemplar el cielo, las estrellas, las golondrinas, los jazmines. Me gustaría ayudarles a descubrir en este mundo magnífico tantas cosas buenas que son reflejo de tu cariño por cada uno de tus hijos.

Pero muchos no tienen fuerzas para levantar su mirada hacia Ti. La enfermedad, la calumnia, el abandono, les ha llenado de penas y amarguras. Otros viven sumergidos en la tristeza del pecado: caen una y otra vez y no saben cómo romper con el vicio, cómo dejar la droga, cómo acabar con la adicción al sexo o al dinero.

Me pregunto cómo ves Tú este mundo de tantas luchas, de tantas lágrimas, de tantos rencores, de tanta sangre. ¿No sientes pena por los hijos abortados antes de nacer, por los ancianos tristes y marginados, por los emigrantes despreciados o explotados, por los niños que no tienen con qué llenarse el estómago?

Perdona si Te hablo así, con el corazón en la mano. Sé que la única esperanza que nos queda a los humanos eres Tú. Pero a veces me dan ganas de hacer mías las palabras que hace años te escribió Giovanni Papini, cuando Te pedía que al menos hicieses un milagro visible para todos, que pisases nuestro suelo y volvieses a encender un poco de esperanza.

Como ves, estoy haciendo un poco el necio, porque no hace falta que “vuelvas”. Ya estás vivo entre nosotros. Estás en el Sagrario, en un silencio lleno de amores y de afectos. Estás en el enfermo, esperando una caricia y medicinas. Estás en el pobre, pidiendo un poco de limosna. Estás en el anciano, que desea solamente tener a su lado a alguien que le escuche unos momentos.

Estás en mi corazón, como sacerdote, a pesar de que tiemblo por mis miedos y que también estoy herido por el pecado. Estás en tantas almas contemplativas que no dejan de sostener la llama de tu Amor en el mundo entero.

Te pido la gracia de ser un poco como Tú: buen samaritano dispuesto a curar las heridas y las penas de los hombres y mujeres que encuentre cada día en mi camino. Ellos piden sólo la ayuda de un hermano que les recuerde y les manifieste tu Amor infinito por cada uno de tus hijos”.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Discurso de Barak Obama

"¡Hola, Chicago!

Si todavía queda alguien por ahí que aún duda de que Estados Unidos es un lugar donde todo es posible, quien todavía se pregunta si el sueño de nuestros fundadores sigue vivo en nuestros tiempos, quien todavía cuestiona la fuerza de nuestra democracia, esta noche es su respuesta.

Es la respuesta dada por las colas que se extendieron alrededor de escuelas e iglesias en un número cómo esta nación jamás ha visto, por las personas que esperaron tres horas y cuatro horas, muchas de ellas por primera vez en sus vidas, porque creían que esta vez tenía que ser distinta, y que sus voces podrían suponer esa diferencia.

Es la respuesta pronunciada por los jóvenes y los ancianos, ricos y pobres, demócratas y republicanos, negros, blancos, hispanos, indígenas, homosexuales, heterosexuales, discapacitados o no discapacitados. Estadounidenses que transmitieron al mundo el mensaje de que nunca hemos sido simplemente una colección de individuos ni una colección de estados rojos y estados azules.

Somos, y siempre seremos, los Estados Unidos de América.

Es la respuesta que condujo a aquellos que durante tanto tiempo han sido aconsejados a ser escépticos y temerosos y dudosos sobre lo que podemos lograr, a poner manos al arco de la Historia y torcerlo una vez más hacia la esperanza en un día mejor.

Ha tardado tiempo en llegar, pero esta noche, debido a lo que hicimos en esta fecha, en estas elecciones, en este momento decisivo, el cambio ha venido a Estados Unidos.

Esta noche, recibí una llamada extraordinariamente cortés del senador McCain.

El senador McCain luchó larga y duramente en esta campaña. Y ha luchado aún más larga y duramente por el país que ama. Ha aguantado sacrificios por Estados Unidos que no podemos ni imaginar. Todos nos hemos beneficiado del servicio prestado por este líder valiente y abnegado.

Le felicito; felicito a la gobernadora Palin por todo lo que han logrado. Y estoy deseando colaborar con ellos para renovar la promesa de esa nación durante los próximos meses.

Quiero agradecer a mi socio en este viaje, un hombre que hizo campaña desde el corazón, e hizo de portavoz de los hombres y las mujeres con quienes se crío en las calles de Scranton y con quienes viajaba en tren de vuelta a su casa en Delaware, el vicepresidente electo de los Estados Unidos, Joe Biden.

Y no estaría aquí esta noche sin el respaldo infatigable de mi mejor amiga durante los últimos 16 años, la piedra de nuestra familia, el amor de mi vida, la próxima primera dama de la nación, Michelle Obama.

Sasha y Malia, os quiero a las dos más de lo que podéis imaginar. Y os habéis ganado el nuevo cachorro que nos acompañará hasta la nueva Casa Blanca.

Y aunque ya no está con nosotros, sé que mi abuela nos está viendo, junto con la familia que hizo de mí lo que soy. Los echo en falta esta noche. Sé que mi deuda para con ellos es incalculable.

A mi hermana Maya, mi hermana Alma, al resto de mis hermanos y hermanas, muchísimas gracias por todo el respaldo que me habéis aportado. Estoy agradecido a todos vosotros. Y a mi director de campaña, David Plouffe, el héroe no reconocido de esta campaña, quien construyó la mejor, la mejor campaña política, creo, en la Historia de los Estados Unidos de América.

A mi estratega en jefe, David Axelrod, quien ha sido un socio mío a cada paso del camino.

Al mejor equipo de campaña que se ha compuesto en la historia de la política. Vosotros hicisteis realidad esto, y estoy agradecido para siempre por lo que habéis sacrificado para lograrlo.

Pero sobre todo, no olvidaré a quién pertenece de verdad esta victoria. Os pertenece a vosotros. Os pertenece a vosotros.

Nunca parecí el aspirante a este cargo con más posibilidades. No comenzamos con mucho dinero ni con muchos avales. Nuestra campaña no fue ideada en los pasillos de Washington. Se inició en los jardines traseros de Des Moines y en los cuartos de estar de Concord y en los porches de Charleston. Fue construida por los trabajadores y las trabajadoras que recurrieron a los pocos ahorros que tenían para donar a la causa cinco dólares y diez dólares y veinte dólares.

Adquirió fuerza de los jóvenes que rechazaron el mito de la apatía de su generación, que dejaron atrás sus casas y sus familiares para hacer trabajos que les procuraron poco dinero y menos sueño.

Adquirió fuerza de las personas no tan jóvenes que hicieron frente al gélido frío y el ardiente calor para llamar a las puertas de desconocidos y de los millones de estadounidenses que se ofrecieron voluntarios y organizaron y demostraron que, más de dos siglos después, un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no se ha desvanecido de la Tierra.

Esta es vuestra victoria.

Y sé que no lo hicisteis sólo para ganar unas elecciones. Y sé que no lo hicisteis por mí.

Lo hicisteis porque entendéis la magnitud de la tarea que queda por delante. Mientras celebramos esta noche, sabemos que los retos que nos traerá el día de mañana son los mayores de nuestras vidas -dos guerras, un planeta en peligro, la peor crisis financiera desde hace un siglo-.

Mientras estamos aquí esta noche, sabemos que hay estadounidenses valientes que se despiertan en los desiertos de Irak y las montañas de Afganistán para jugarse la vida por nosotros.

Hay madres y padres que se quedarán desvelados en la cama después de que los niños se hayan dormido y se preguntarán cómo pagarán la hipoteca o las facturas médicas o ahorrar lo suficiente para la educación universitaria de sus hijos.

Hay nueva energía por aprovechar, nuevos puestos de trabajo por crear, nuevas escuelas por construir, y amenazas por contestar, alianzas por reparar.

El camino por delante será largo. La subida será empinada. Puede que no lleguemos en un año ni en un mandato. Sin embargo, Estados Unidos, nunca he estado tan esperanzado como estoy esta noche de que llegaremos.

Os prometo que, nosotros, como pueblo, llegaremos.

Habrá percances y comienzos en falso. Hay muchos que no estarán de acuerdo con cada decisión o política mía cuando sea presidente. Y sabemos que el gobierno no puede solucionar todos los problemas.

Pero siempre seré sincero con vosotros sobre los retos que nos afrontan. Os escucharé, sobre todo cuando discrepamos. Y sobre todo, os pediré que participéis en la labor de reconstruir esta nación, de la única forma en que se ha hecho en Estados Unidos durante 221 años bloque por bloque, ladrillo por ladrillo, mano encallecida sobre mano encallecida.

Lo que comenzó hace 21 meses en pleno invierno no puede terminar en esta noche otoñal.

Esta victoria en sí misma no es el cambio que buscamos. Es sólo la oportunidad para que hagamos ese cambio. Y eso no puede suceder si volvemos a como era antes. No puede suceder sin vosotros, sin un nuevo espíritu de sacrificio.

Así que hagamos un llamamiento a un nuevo espíritu del patriotismo, de responsabilidad, en que cada uno echa una mano y trabaja más y se preocupa no sólo de nosotros mismos sino el uno del otro.

Recordemos que, si esta crisis financiera nos ha enseñado algo, es que no puede haber un Wall Street (sector financiero) próspero mientras que Main Street (los comercios de a pie) sufren.

En este país, avanzamos o fracasamos como una sola nación, como un solo pueblo. Resistamos la tentación de recaer en el partidismo y mezquindad e inmadurez que han intoxicado nuestra vida política desde hace tanto tiempo.

Recordemos que fue un hombre de este estado quien llevó por primera vez a la Casa Blanca la bandera del Partido Republicano, un partido fundado sobre los valores de la autosuficiencia y la libertad del individuo y la unidad nacional.

Esos son valores que todos compartimos. Y mientras que el Partido Demócrata ha logrado una gran victoria esta noche, lo hacemos con cierta humildad y la decisión de curar las divisiones que han impedido nuestro progreso.

Como dijo Lincoln a una nación mucho más dividida que la nuestra, no somos enemigos sino amigos. Aunque las pasiones los hayan puesto bajo tensión, no deben romper nuestros lazos de afecto.

Y a aquellos estadounidense cuyo respaldo me queda por ganar, puede que no haya obtenido vuestro voto esta noche, pero escucho vuestras voces. Necesito vuestra ayuda. Y seré vuestro presidente, también.

Y a todos aquellos que nos ven esta noche desde más allá de nuestras costas, desde parlamentos y palacios, a aquellos que se juntan alrededor de las radios en los rincones olvidados del mundo, nuestras historias son diversas, pero nuestro destino es compartido, y llega un nuevo amanecer de liderazgo estadounidense.

A aquellos, a aquellos que derrumbarían al mundo: os vamos a vencer. A aquellos que buscan la paz y la seguridad: os apoyamos. Y a aquellos que se preguntan si el faro de Estados Unidos todavía ilumina tan fuertemente: esta noche hemos demostrado una vez más que la fuerza auténtica de nuestra nación procede no del poderío de nuestras armas ni de la magnitud de nuestra riqueza sino del poder duradero de nuestros ideales; la democracia, la libertad, la oportunidad y la esperanza firme.

Allí está la verdadera genialidad de Estados Unidos: que Estados Unidos puede cambiar. Nuestra unión se puede perfeccionar. Lo que ya hemos logrado nos da esperanza con respecto a lo que podemos y tenemos que lograr mañana.

Estas elecciones contaron con muchas primicias y muchas historias que se contarán durante siglos. Pero una que tengo en mente esta noche trata de una mujer que emitió su papeleta en Atlanta. Ella se parece mucho a otros que guardaron cola para hacer oír su voz en estas elecciones, salvo por una cosa: Ann Nixon Cooper tiene 106 años.

Nació sólo una generación después de la esclavitud; en una era en que no había automóviles por las carreteras ni aviones por los cielos; cuando alguien como ella no podía votar por dos razones -porque era mujer y por el color de su piel. Y esta noche, pienso en todo lo que ella ha visto durante su siglo en Estados Unidos- la desolación y la esperanza, la lucha y el progreso; las veces que nos dijeron que no podíamos y la gente que se esforzó por continuar adelante con ese credo estadounidense: Sí podemos. En tiempos en que las voces de las mujeres fueron acalladas y sus esperanzas descartadas, ella sobrevivió para verlas levantarse, expresarse y alargar la mano hacia la papeleta. Sí podemos. Cuando había desesperación y una depresión a lo largo del país, ella vio cómo una nación conquistó el propio miedo con un Nuevo Arreglo, nuevos empleos y un nuevo sentido de propósitos comunes. Sí podemos.

Cuando las bombas cayeron sobre nuestro puerto y la tiranía amenazó al mundo, ella estaba allí para ser testigo de cómo una generación respondió con grandeza y la democracia fue salvada. Sí podemos.

Ella estaba allí para los autobuses de Montgomery, las mangas de riego en Birmingham, un puente en Selma y un predicador de Atlanta que dijo a un pueblo: "Lo superaremos". Sí podemos.

Un hombre llegó a la luna, un muro cayó en Berlín y un mundo se interconectó a través de nuestra ciencia e imaginación.

Y este año, en estas elecciones, ella tocó una pantalla con el dedo y votó, porque después de 106 años en Estados Unidos, durante los tiempos mejores y las horas más negras, ella sabe cómo Estados Unidos puede cambiar.

Sí podemos.

Estados Unidos, hemos avanzado mucho. Hemos visto mucho. Pero queda mucho más por hacer. Así que, esta noche, preguntémonos -si nuestros hijos viven hasta ver el próximo siglo, si mis hijas tienen tanta suerte como para vivir tanto tiempo como Ann Nixon Cooper, ¿qué cambio verán? ¿Qué progreso habremos hecho?.

Esta es nuestra oportunidad de responder a ese llamamiento. Este es nuestro momento.

Estos son nuestros tiempos, para dar empleo a nuestro pueblo y abrir las puertas de la oportunidad para nuestros pequeños; para restaurar la prosperidad y fomentar la causa de la paz; para recuperar el sueño americano y reafirmar esa verdad fundamental, que, de muchos, somos uno; que mientras respiremos tenemos esperanza. Y donde nos encontramos con escepticismo y dudas y aquellos que nos dicen que no podemos, contestaremos con ese credo eterno que resume el espíritu de un pueblo: Sí podemos.

Gracias. Que Dios os bendiga. Y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América."

Podéis ver los videos en:


Mc Cain : http://es.youtube.com/watch?v=TZmyLAdiuzk

Barack Obama: http://es.youtube.com/watch?v=zK7pWOgRqYM y http://es.youtube.com/watch?v=r5oH73cCFAE

miércoles, 5 de noviembre de 2008

El crash, según Josera

Después de muchos años de bonanza, en los que parecía que ya habíamos encontrado la receta mágica para trabajar poco y ganar mucho, y en los que la principal preocupación de los jóvenes era “encontrarme a mí mismo” o “que el mundo me valore por lo que soy”, ahora resulta que hay que trabajar para vivir y que no hay tanto talento como pensábamos (o se pensaban los que creían que lo tenían).

Hoy recomiendo 2 artículos que, aunque aparentemente diferentes, llevan a la misma reflexión: la generación nacida en los 90 (y tal vez también la nacida en los 00) son una panda de flojeras que se creen que han venido al mundo con un derecho divino a que todos les riamos las gracias y les paguemos un sueldo por ser superespeciales. El primer artículo se titula In Tough Times, Young Workers Need to Toughen Up. El título es autodescriptivo. Merece la pena leerlo entero, y como muestra estos botones:

The advice I have to give to young people from the West who are just entering the workforce is simple. In this new era of uncertainty, we all need to think like entrepreneurs. But first, let’s start with a dose of reality:

  • It is tough out there, and it’s only going to get tougher.
  • Forget about security.
  • Like it or not, even if you start out with a large corporation, you need to think like an entrepreneur.
  • Make peace with this reality, and your life is going to be a lot better.
  • A few final points:

  • Forget about taking a year off.
  • Don’t spend your adult years “finding yourself.”
  • Unless you are rich, don’t buy the flat-screen TV. When you are poor, live life as a poor person; don’t try to live like a rich person.
  • And, like any great entrepreneur, invest your time and money in your future.

    Y después de leer ese artículo, llega este otro: “¿Estaremos haciendo algo mal?“. Un aperitivo: según dice el autor, citando un estudio publicado por la revista Andalucía Económica, el 46,2% de los universitarios andaluces quiere ser funcionario. El estudio no lo dice, pero supongo que también quiere que el Estado le consiga un piso céntrico y amplio por menos de 100.000 euros, irse de vacaciones a la India cada 2 años para encontrar su yo interior, cambiar de teléfono móvil cada 6 meses, y, por supuesto, la paz mundial. Panda de imbéciles, de verdad.

  • martes, 4 de noviembre de 2008

    El crash, según el arzobispo de Dublín

    EL ARZOBISPO DE DUBLÍN SACA LECCIONES DE LA CRISIS FINANCIERA


    Reflexión sobre ética, economía y asistencia


    La economía tiene una función social. El desarrollo económico, no importa lo importante que sea, simplemente nunca es un fin en sí mismo. Debería llevar a la equidad social, a un desarrollo equitativo de la sociedad y a mejorar a la gente y a las estructuras humanas que consolidan la sociedad. El desarrollo económico trae siempre consigo responsabilidad social. El desarrollo descontrolado rara vez ha producido sostenibilidad.

    Si me pidieran una descripción del desarrollo económico descontrolado, volvería mi vista a la Torre de Babel. El relato bíblico habla de personas que sintieron que tenían la capacidad de construir una torre que pudiera unir el cielo y la tierra. Cuando la gente piensa que puede mantener un desarrollo descontrolado, con demasiada frecuencia lo que ocurre es aquello que ocurrió en Babel - la torre se colapsa y la gente acaba dividida.

    No querría caer en el "ya lo había dicho"; lejos de mí. El mercado es vital, pero el mercado tiene una función esencialmente social. Sólo puede funcionar en un marco ético y jurídico donde se proteja al vulnerable y se frene la arrogancia natural del poderoso. Hoy vemos cómo la mala conducta individual burda y sin control en la actividad del mercado afecta la estabilidad de las empresas, pero también de los países y luego de los hombres y mujeres que componen la sociedad en la que vivimos. Los hombres de negocios irresponsables no sólo juegan con el futuro de una gran empresa multinacional - están afectando quizá las vidas de todas las personas del mundo.

    Es necesario que el gobierno y que el mundo de los negocios trabajen juntos. El gobierno y los negocios tienen el mismo interés, en muchos sentidos, cuando se habla de desarrollo económico. Esto significa que puede haber un interés corporativo legítimo en limar aspectos del ambiente político-económico. Pero este interés puede fácilmente volverse dañino si existen insuficientes mecanismos reguladores. La especulación del mercado sin regular o la interferencia injusta en el derecho de competencia dañan la economía. Pero los gobiernos poderosos pueden también caer presas de la corrupción. Necesitamos a ambos, al mercado y al gobierno.

    Necesitamos el mercado y necesitamos un mercado que tenga la libertad de operar como debe. Necesitamos también al gobierno. Un gobierno menor puede ser más deseable que algunas de las experiencias pasadas de interferencias gubernamentales masivas e improductivas en la sociedad y en el mercado. Pero la falta de un gobierno eficaz es igualmente desastrosa, tanto como un gobierno ineficaz. El gobierno es esencial para garantizar el marco ético y jurídico dentro del cual el mercado puede florecer y dentro del cual se puede fomentar un comportamiento ético en el mercado.

    Algunos dirían - y, hasta cierto punto, con razón - que llevar adelante un buen negocio significa asegurar las ganancias de los accionistas, logrando un beneficio a base de proporcionar un producto o servicio de calidad y que, por supuesto, esto implica también crear empleo. El mercado implica riesgo, dirían, y nadie debe quejarse cuando la persona que asume el riesgo logre un buen beneficio. Esa ha sido la manera en que tradicionalmente los hombres de negocios han considerado los buenos negocios. Y a cualquier persona que ha desafiado dicho punto de vista se le ha recordado - y con razón - que acabar con el negocio aumentando los costes no ayuda a nadie.

    Por otra parte, hay muchos, yo mismo incluido, cuya conciencia está inquieta por el malestar de los enormes beneficios y subrayan que los negocios debe estar enmarcados en la realidad de la sociedad y comparten su responsabilidad con la sociedad. De alguna forma, parte de dichos beneficios deberían dirigirse no sólo a los accionistas sino también a preocupaciones más amplias de la sociedad en la que se encuadran los negocios y de la que ellos se benefician. La inversión se verá atraída por aquellos lugares donde esté disponible una fuerza de trabajo creativa e innovadora. ¿Pero pueden simplemente los negocios dar esto por sentado y pedir menos gobierno, lo que hará que éste sea menos capaz de proporcionar la inversión necesaria en el campo de la educación e investigación que hace posible en primer lugar un desarrollo sólido? Cada uno debe asumir su responsabilidad.

    Necesitamos también la ley, necesitamos la aplicación de la ley, y necesitamos ambas cosas en una arquitectura de negocios que se ha vuelto internacional y que va más allá de las fronteras nacionales- Es interesante observar que el crimen organizado fue el primero en darse cuenta de las ventajas de la globalización. No me refiero sólo a los traficantes de drogas y de armas, sino también a las nuevas formas de especulación irresponsable y comportamiento deshonesto dentro de la comunidad empresarial. Un marco ético no es sólo palabras bonitas en un pedazo de papel o la declaración de una misión sino que es algo que debe integrarse en el trabajo de la gente y en su papel en la sociedad. La nueva naturaleza globalizada de la economía requiere nuevas estructuras a nivel internacional para combatir el comportamiento irresponsable.

    ¿Qué puede y qué debe decir un líder religioso en la actual situación? ¿Debería dejárselo a los "expertos" y encerrarse en la sacristía? ¿Pueden influir los valores religiosos en la estabilidad económica y social?

    La labor de las iglesias cristianas es predicar el mensaje del Evangelio. Este es un mensaje que va dirigido a cada individuo y que tiene implicaciones sociales para quienes siguen el mensaje de Jesucristo. El mensaje básico de las iglesias cristianas es el amor de Dios, y hay dos características del amor de Dios que creo que son especialmente interesantes en el mundo moderno. Una es la gratuidad.

    Dios ama a las personas sin ninguna condición. Basta recordar el relato del Hijo Pródigo, que vuelve a casa para encontrarse que su padre está allí, esperándole. El hijo tiene preparado su pequeño discurso de excusa, pero no tiene que usarlo. El hijo es acogido - esa es la gratuidad, ir más allá de lo que se espera o de lo necesario. La otra es la sobreabundancia. El amor de Dios te sorprende - es tan generoso que te hace que caigas de cabeza.

    Estos dos valores se encuentran opuestos a la sociedad de consumo dirigida por el mercado en el que cada cosa se mide de forma precisa. Si la etiqueta dice 16 onzas, no quieras una onza más. Si viviéramos verdaderamente en un ambiente como éste, donde sólo tiene lo que has pagado y nada más, ninguno de nosotros estaríamos donde estamos hoy. El mundo necesita los valores que crean generosidad; que hacen que te preocupes de otra persona aunque sea débil; que te motivan a hacer una enorme inversión en una persona.

    El mercado es un instrumento extraordinariamente eficaz. Pero hay necesidades humanas básicas que no pertenecen al mundo del mercado, que no pueden comprarse o venderse como productos. Para ellas necesitamos algo más. La economía cumplirá su pape si está complementada por un gobierno eficaz, pero también por una sociedad con corazón y con generosidad. Estos últimos se necesitarán cada vez más en estos tiempos difíciles.


    lunes, 3 de noviembre de 2008

    El crash, según yo

    Vivimos un momento probablemente histórico. Todos los momentos lo son, individualmente hablando, pero éste parece que lo será incluso en los libros de historia.

    Llevamos años, incluso décadas, hablando de la enfermedad de nuestra sociedad. Enfermedad consistente, básicamente, en una pérdida de los valores tradicionales. Algunos, los más progresistas o progres, dirán que, por fin, esos valores que han mantenido atada la creatividad, la libertad del hombre son sustituidos por otros que favorecen la dignidad del ser humano. El cuerpo de cada uno es parcela individual, nadie más que cada uno de nosotros es dueño de él. La vida acaba cuando yo lo decido, no debo sufrir ni un minuto más de la cuenta. El nacimiento de la vida, el concepto de persona, es determinado por nuestros legisladores, basados en pruebas inconclusas pseudo-científicas. La institución responsable de, entre otras cosas, perpetuar el género humano, es confundida con relaciones que lo imposibilitan. El premio por el esfuerzo es sustituido por la comprensión de la mediocridad. Es mejor no pasarse en la exigencia que probar que no se es capza de conseguir algo. Por supuesto, la trascendencia es algo vetusto, inventado exclusivamente para alienar al prójimo. El derecho  que hemos trasladado al Estado de defendernos es sustituido por acciones humanitarias a miles de kilómetros de nuestro territorio. Hemos conseguido que nuestros políticos no ganen más que un profesional medio, lo que hace que, en esta sociedad en la que prioritariamente se valora el éxito por tu posición económica, la inmensa mayoría de los mismos sean lo más mediocres. En lugar de dedicarse a la búsqueda del bien común han de preocuparse, en primer lugar, de su bien individual consistente, en el mejor de los casos, en ganar las próximas elecciones, y en el peor, en procurarse dinero público, dinero del público, de nosotros, para cuando dejen el poder. 

    Vivimos en una sociedad civil completamente adormecida, quejándonos todo el día, pero sin hacer nada por cambiar. Esto es especialmente paradójico en el caso de los cristianos,  olvidadizos del  porqué somos cristianos, de nuestra historia, del mensaje de Jesús, que nos exige tomar partido y no ser meros espectadores de un mundo inusto, de una civilización decadente. Pero esto será objeto de otro post.

    Pues bien, la situación económica ante la que nos enfrentamos no es, bajo mi punto de vista, sino una consecuencia inmediata de lo expuesto más arriba. Me preguntaban el otro día si la codicia es la responsable de este crash, y respondía que es uno de los pecados que nos ha llevado a esta situación, pero evidentemente no el único. Codicia ha existido y existirá siempre, al igual que el Mal en el mundo. Es necesaria una reflexión en profundidad de los valores consustanciales a la Humanidad, y luchar porque esta civilización no se acabe, como lo hicieron otras al menos tan poderosas como ésta en el pasado. Nos hallamos ante una oportunidad única de mirar hacia adentro, y refundarnos. Excusas para no hacerlo hay infinitas pero, luego nos pedirán cuentas.