Espero que sepáis perdonarme al reunir las contestaciones que debía a todas vuestras reflexiones en este comentario. No he tenido tiempo de contestar estos días y ahora que tengo un momento, espero no abusar de vuestra comprensión.
¿Qué liderazgo puede esperar nuestro tiempo si los hombres hemos abdicado de la mayoría de valores que constituyen un ejemplo digno de imitar?
Decís que el líder ha de ser coherente, dando testimonio y sirviendo de ejemplo; ha de tener espíritu de servicio. Yo añado que ha de ser capaz de imaginar destinos y buscar los caminos que nos lleven hasta ellos.
El catálogo de rasgos de la personalidad y el carácter, esto es de la psicología, de un líder no son los mismos que el catálogo de las virtudes de una persona. Esta diferencia nos aclara la razón por la que ha habido y hay tantos líderes que han sido malignos, perniciosos, diabólicos. También nos pone en el camino del conocimiento del hombre que, empujado por su soberbia, ha abandonado a Dios y busca ser el centro de su propia creación. En este proceso ha difuminado el contorno de la verdad y ha creado sus pequeños mundos en los que cada idea tiene un valor categórico: el reino del relativismo en el que todo es importante y nada es verdaderamente importante.
El ser humano está perdiendo su centro y ha convertido el liderazgo moral en una cuestión tangencial, imposible de concretar. Los líderes ya no tiene madera de héroe sino de triunfador: hemos abandonado el imperio de los mejores, por los feudos de los que más tienen.
Y cada vez más en las afueras, en las fronteras del sentido esencial del hombre, estamos los cristianos, "rara avis" de la humanidad actual. Nos empeñamos en trascender el sentido material de la vida y en buscar en un hombre, llamado Cristo, un ejemplo digno de admiración. En realidad no buscamos un líder ni nos importa, sólo buscamos la guía del Amor, así, con mayúsculas. Quien nos lo muestre será digno de ser creído. Cristo nos lo mostró.
En cuanto al "The Economist", querido Alfonso, es feliz coincidencia haber comprado la revista la semana pasada. No he profundizado en el dossier acerca de política y fe, que así es como lo presentan, pero, por lo poco que he leído, se muestran un tanto contrariados de ver como la ilusión racionalista que el "liberalismo" nos prometía no ha conseguido arrancar la raíz de la fe.
Otra cosa diferente es el reflejo que las religiones tiene hoy en día en la política global. Sin embargo, no estaríamos muy lejos de nuestras reflexiones acerca del liderazgo si consideramos que no son las religiones las que se alzan amenazantes, sino los hombres que se escudan tras ellas para ser alguien, para ser los nuevos dioses.
Un fuerte abrazo y gracias por vuestra paciencia si habéis llegado hasta aquí.
Nacho
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2 comentarios:
Estoy con un artículo que me está resultando complicado y he intentado un pequeño descanso leyendo vuestras reflexiones. En este momento, me resultandemasiado elevadas. No soy capaz de elevar el pensamiento más allá de nuestro entorno. en qué consiste la capacidad de animar, iluminar la existencia de los demás, dirigirles en algún aspecto, dar esperanza e ilusión. ¿Se pueden tener estas capacidades sin haber logrado un interior purificado, generoso y altruista, dispuesto a pensar en el bien común y en dedicarse a ello? Tal vez sí. ¿Sí?
El comentario ha llegado. La red ha ganado en claridad lo que yo espero perder en densidad.
Tienes toda la razón. Y en ese camino, siempre me topo con la "obligación" que tenemos de transmitir alegría en derredor nuestro. La alegría debe ser el aire nuevo con el que ayudemos a respirar a los otros, a los que tenemos cerca: "siempre alegres para hacer felices a los demás"
Un abrazo
Nacho
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