viernes, 28 de noviembre de 2008

Reseña de un acto importante

Homenaje al profesor Laboa en la presentación de su “Atlas de los Concilios”

«Los obispos están divididos al 50%»

Por José Manuel Vidal
RD
Jueves, 27 de noviembre 2008

Es uno de los más prestigiosos investigadores de la Historia de la Iglesia. Tras 40 años de dedicación a la enseñanza, Juan María Laboa, profesor emérito de Comillas, se dedica a escribir. Ayer, la presentación de su libro “Atlas histórico de los Concilios” (San Pablo) se convirtió en un homenaje espontáneo a su figura. Hombre de Iglesia y, por ende, abierto y crítico, Laboa invitó a “aprender las lecciones que la Historia da a la Iglesia” y reconoció, con tristeza, que “los obispos están divididos al 50%”. La apretada votación del secretario general le daba, una vez más, la razón.

El aula magna de la Pontificia de Comillas estaba abarrotada. En la presidencia, Fernando Sebastián, Santiago Madrigal, decano de la Facultad de Teología y Pedro Miguel García, subdirector editorial de San Pablo. Intervenciones sentidas y ponderadas de los presentes. Con numerosas alabanzas al autor. Por su obra y por todo su recorrido. Tantas que, con sentido del humor, cuando le llegó el turno, Laboa saludó con una anécdota en la que un viejo profesor decía ante las loas de sus presentadores: “Sigan, sigan, a ciertas edades, las alabanzas reconfortan”.

En primer fila de la sala, Carlos García de Andoín, el líder de Cristianos Socialistas del PSOE, y tres obispos: Raúl Berzosa, Joan Enric Vives y Juan del Río. “En actos como éstos la ‘otra’ Iglesia respira y toma conciencia de que existe y es numerosa”, decía un sacerdote sentado a mi lado.

Monseñor Sebastián ensalzó la obra de Laboa y calificó al autor de “pedagogo y publicista”. Por su parte, el subdirector de San Pablo, Pedro Miguel García destacó algunas de las cualidades del autor: “claridad, visión de fe, libertad de opinión y expresión, asi como preocupación por las realidades eclesiales del momento”.
Visiblemente emocionado, el profesor Laboa comenzó señalando que “tras 40 años de dedicación a la enseñanza de la Historia de la Iglesia o te vuelves loco o purificas la fe”. Y a renglón seguido, añadió: “En estos 40 años he aprendido que la Iglesia es maestra, pero no tiene discípulos”. Porque, “en la Iglesia, el Espíritu está en vasijas de barro”.

Al echar la vista atrás, Laboa recordó que “los sufrimientos en la Iglesia, muchas veces no vienen de los enemigos, sino de los de dentro”. A pesar de todo declaró: “He intentado ser libre, porque no hay evangelización posible, si no somos muy limpios y muy libres cuando hablamos de la bondad y de las perversiones de la Iglesia”.

A su juicio, los que quieren acallar las críticas a la institución con el célebre refrán de que los trapos sucios no se lavan fuera de casa es “porque pretenden mantenerlos sucios dentro”.

Anunció que prepara un libro sobre “La Historia de la Iglesia samaritana” y apuntó algunas de sus preocupaciones actuales. Primero, el “tremendo desconocimiento de la Historia de la Iglesia tanto dentro como fuera de ella”.

En segundo lugar, advirtió contra “el peligro inmenso de falsear la Historia de la Iglesia, como ya hacen algunas instituciones y congregaciones. Y eso es escandaloso”. En tercer lugar, apostó por el diálogo y la comunión eclesiales. “En estos momentos, en España, los obispos están divididos al 50 por ciento. Y los cristianos, también”. A su juicio, la jerarquía tiene que buscar urgentemente “a gente capaz de ser puente”. De lo contrario, “no tenemos futuro”.

Y por último, señaló que la Iglesia no debería enrocarse. “Cuando se nos ataca y somos débiles, no vale refugiarse en el integrismo o en el gueto. Eso debilita y empobrece a la Iglesia que, además, perderá la cultura y no convencerá a nadie”.

La sala respondió a sus palabras con una cerrada ovación. “Todavía quedan profetas”, aseguraba un jesuita. 

3 comentarios:

Cami dijo...

Como entre nosotros no hay apenas secretos porque nos desnudamos aquí un día si y otro también, reproduzco aquí un extracto del correo que le he envíado a Juan Mari. Pido perdón por la auto cita.

"Solo quería escribirte para darte la enhorabuena por la presentación de tu libro. Estuvo francamente bien y el libro extraordinario!!!.

Si me permites una confidencia, estas mejor que tus alumnos, parece que no solo conoces la fuente de la sabiduría sino también la de la eterna juventud…

Como dominas la dialéctica!!!,
Sabes ganarte al público, el comienzo con una anécdota divertida que les abre a tu discurso; le instas a participar de tu charla, reclamando su ayuda; guardas las pausas justas para mantener al espectador pendiente, y das mensajes breves, claros y profundos…, chapó!!!

Veo que en la iglesia, como en todas las demás instituciones, el que llega más arriba no es el mejor…"

Ignacio B. dijo...

Enhorabuena, Juan Mari, por la presentación y ese pequeño (bueno, no tan pequeño) homenaje. Yo pensaba que seríamos un puñado de personas, y me quedé muy impresionado por la cantidad (y calidad) de gente que asistió.

Todo el acto me gustó mucho, y en especial tu sabia intervención.

Sólo sentí no haber podido comprar tu libro. Me queda el consuelo del que estoy leyendo con el grupo.

También me gustó mucho volver a saludar a Díaz Moreno, al que tengo admiración y cariño.

La verdad es que me sentí orgulloso de ser tu amigo, una vez más.

Nacho dijo...

Vais a hacer que se sonroje...