domingo, 16 de noviembre de 2008

La parábola de los talentos

Este es sin duda, uno de mis Evangelios favoritos, por lo que de exigencia tiene. El Señor nos ha adjudicado a cada uno una serie de talentos, de los que somos responsables hasta que nos volvamos a ver con El. Lo primero que tenemos que hacer es ser conscientes de los talentos recibidos. En segundo término, debemos reconocer que no son nuestros, que nos los han prestado para que seamos capaces de producir con ellos. En tercer lugar, no debemos enterrarlos y hay que ponerlos a producir. Ello quiere decir que no vale con conservarlos, hay que arriesgarse para conseguir el rédito. Si hemos recibido pocos talentos, entre ellos en coraje, puede valer con ponerlos "en el banco", para que otros lo hagan por nosotros. Pero si aún así no lo hacemos, el castigo es tremendo: seremos malditos, y expulsados de Reino. "No tengáis miedo" 

4 comentarios:

juan mari dijo...

Todos creemos que tenemos talentos. El siguiente paso consiste en purificar nuestra idea de talentos, el ser conscientes de que es un don y de que somos responsables de ellos porque nos han sido dados con un objetivo que no imponemos nosotros. Para todo ello, necesitamos vivir interiormente esa armonía de ser criaturas(creados por el Padre) y, al mismo tiempo, creadores (colaboradores de la creación).

Nacho dijo...

La gracia de recibir que nos hace responsables en la colaboración de acercar el Reino de Dios a nuestras vidas.

Un abrazo

nacho

Cami dijo...

Todos creemos que tenemos talentos..., pero seguramente queremos creer que son menos de los que realmente tenemos..., para evadirnos de su responsabilidad y de la obligación de ponerlos al servicio de los demás.

juan mari dijo...

Me gustaría integrar esta preciosa parábola con la lectura del Apocalipsis del lunes y lo que dice Cami. El Apocalipsis abomina del "ni frío ni caliente", de la mediocridad. Más o menos conscientemente nos instalamos en la comodidad, en la rutina, en dejar para más adelante una exigencia o una acción que sabemos es importante. Podemos vivir años en la parálisis calculada. Somos muy activos en algunas cosas, pero nos movemos con cuentagotas en otras.