lunes, 5 de enero de 2009

Coloquios Nocturnos en Jerusalén

Me propongo iniciar una serie de reflexiones a la luz del libro que da título a este post. He publicado en No serán del Canón (www.literaturatrimestral.bogspot.com) una breve reseña del mismo, y la idea es desbrozar cada uno de sus capítulos en este excelso blog, para que podamos, si os parece, discutir acerca del mismo. Ello me obligará a releer el libro, aspecto que considero necesario para poder interiorizar muchas de las respuestas que contiene.

16 comentarios:

Nacho dijo...

Estos jesuitas, de tanto pretender ir en vanguardia, ¿no se estarán confundiendo con el enemigo?

Peregrino dijo...

Ole, para entrar en polémica. Quién es el enemigo? Los jesuitas, pretenden o están en vanguardia? están confundidos? en qué? Cuando interpelas, por estos entiendes a todos los jesuitas o a lo circunscribes a los autores del libro?

Vamos, que no me he dejado ni una palabra por interrogar :-)

Nacho dijo...

No dejas una palabra sin interrogar pero te confundes al confundir equivocar con mezclar, fundir cosas diversas, de manera que no puedan reconocerse o distinguirse. Es un error muy luthieriano: "la viejecita se confundía con el paisaje: qué bello ombú, decía señalando un tamarindo...", y muy poco jesuítico.
Me preguntaba si los jesuitas, en general, unos más y otros menos, pero como señal indeleble de su ánimo de llegar hasta la vanguardia de la cristiandad, se han infiltrado tanto en el enemigo que se hace difícil reconocer quién es quien.
Por enemigo entiendo cualquier manifestación del maligno que nos aparte de Dios.
¡Y mira que los quiero y admiro!

Peregrino dijo...

ok, mezclarse. Sin duda, para poder evolucionar, adaptarse a los tiempos, es necesario tener contacto con otras doctrinas, otros pensamientos distintos al tuyo, de manera que se pueda aprender de ellos, de lo que está bien y de lo que está mal. Se hace necesario tener una formación muy completa y profunda, tanto para no caer en tentaciones como para poder extraer de esas doctrinas preceptos que incluso puedan modificar alguna de tus ideas.

En cuanto al maligno, cómo era aquello de amarás a tu enemigo? Si todos somos hijos de Dios, incluso los malos, y Jesús nos pide que les amemos, no habrá que mezclarse con ellos? Y quien mejor que los mejor formados para indicarnos cómo? No se mezcló Jesús con todo tipo de gentes que hoy consideraríamos "malos": paganos, ultraortodoxos, ricos, vagos, y predicó con el ejemplo? Pues eso, a predicar con el ejemplo, y sin tener miedo a mezclarnos (eso sí, formémonos lo más posible antes y durante la mezcla).

Nacho dijo...

"Juntate a los buenos y serás uno de ellos" dice el saber popular, probablemente aprendido de algún santo padre de los tiempos primitivos. Parece, al contrario, que tu defiendes una nueva máxima, que es la que me temo estén aplicando algunos jesuitas a los que me refiero: "juntate a los malos y ...serás uno de ellos".

Jesús buscaba a los malos y se mezclaba con ellos no para confundirse y hacer imposible la distinción entre unos y otros, si no para llevarles a su camino, a la verdad y la vida;para "convertirles".

Recuerda que mezclarse no tiene por que llevar aparejada la segunda parte de la definición.

Amarás a tu enemigo, pero no te convertirás al mal.

Un abrazo

Peregrino dijo...

¿son buenos los que simplemente se juntan con los buenos sin preocuparse de los malos? ¿pueden los buenos preocuparse de los malos sin mezclarse con ellos? ¿tenemos tan claro qué es lo bueno y qué es lo malo para ni siquiera mezclarnos con lo diferente a nosotros? ¿no corremos el peligro de mirarnos exclusivamente nuestro ombligo y perdernos la evolución? ¿cómo interpretar la parábola de Jesús en la que criticaba a aquel fariseo que oraba diciendo "gracias Dios por no haberme hecho publicano"? ¿como protegernos de los malos, si no nos mezclamos con ellos? ¿no es un poco egoísta? Sin duda podremos estar haciendo un ejercicio de no contaminación de nuestra alma, pero no sé yo si nos servirá para nuestra Salvación...

Entiendo que cuando un religioso, un jesuita o una persona comprometida con su fe se mezcla con ideologías distintas, incluso aquellas que defienden aspectos que pueden ser considerados "malos" lo hace desde la responsabilidad de tratar de convertir tanto a aquellos que defienden esas tesis (y si son demasiado fundamentalistas, al menos tratar de infundir dudas razonables), como sobre todo a aquellos que las escuchan. Otra cosa sería mala fe (que siempre existe, aunque entiendo que de modo anecdótico o marginal), y tendría el mismo peligro que el que inspiran los seguidores del "mal".

Como apóstoles nuestro deber es tratar de convertir, difundir el mensaje de Jesús. Eso, querido amigo, implica mezclarse. Por ello es necesario estar bien formado antes de exponerse.

Nacho dijo...

Creo que no no nos entendemos.

Mezclarse no es malo; conocer al enemigo, al adversario, al oponente, al malo, al contrario, al ladrón, al ofensor, al agresor, tampoco; saber de ellos y tenderles la mano, menos aún: para eso hemos elegido ser lo que somos y damos testimonio de la gracia recibida.

El error es abandonar nuestro objetivo de amor y conversión por adoptar sus malas costumbres, sus indignidades, sus egoismos. ¿Qué pensarías si Jesús hubiera dejado su camino y no sólo hubiera hablado con los fariseos, sino que hubiese acabado comportándose como uno de ellos, con todas sus consecuencias? Pues eso, algunos bienintencionados quieren ir tan allá que abandonan el camino, la verdad y la vida y se alejan hacia un horizonte oscuro y perdido.

Un abrazo

ND: El otro, el diferente es eso, simplemente otro, y no por eso es enemigo. El enemigo, el adversario, el oponente además de ser diferente es el que lucha contra el amor de Cristo, lo desprecia y lo humilla en cada acción.

Peregrino dijo...

Ah, vale, ahora lo entiendo. Pero entonces, como si estuviésemos en un bucle, vuelvo a tu comentario inicial, y a mi contestación. Estando de acuerdo con todo lo que dices en el último comentario, a qué jesuitas te refieres? Imagino que no a los que han escrito el libro, no? y si no es así, a cuales?

Nacho dijo...

A muchos.
Y no sólo jesuitas. Lo que pasa es que la vanguardia tiene esos peligros.

Un abrazo

Nacho

Peregrino dijo...

joer, qué poca concreción. A muchos sacerdotes? a muchos de los que están en vanguardia? es mejor no estar en vanguardia y así no confundirse? dentro de "muchos", incluyes a los autores del libro?
Vaaaaamos

Nacho dijo...

Jodido dar nombres y apellidos. Basta con muchos, más de los que me gustaría reconocer. La vanguardia tiene esos peligro, pero los hay que hasta en la retaguardia se "confunden" con y en el enemigo.

Un abrazo

PD: Mucho hereje es lo que hay.

Peregrino dijo...

Vamos, que da igual estar a la vanguardia que a retaguardia, lo que pasa es que según tú, lo que hay es mucho hereje. podrías proponer este tema en un post, seguro que nos divertiríamos.

Nacho dijo...

O no.

Peregrino dijo...

pues habrá que probar. si no nos divertimos entonces será un post corto (como ya le pasa a otros post que he escrito, de hecho, la mayoría). no crees?

Nacho dijo...

No te preocupes. La falta de respuestas a tus comentarios se debe a la ventaja que nos llevas: no hemos leído aún lo que tu ya estás repasando. danos tiempo y te aseguro diversión.

Un abrazo

Nacho

Peregrino dijo...

ok, lo dejamos así. leed rápido, pero con atención!