Y el cardenal, al más puro estilo socrático responde: "Tendría muchas preguntas que hacerle". Preguntas sinceras, curiosas, sin pre-juicios. "¿Qué cosas son importantes para él?, ¿cuáles son sus ideales?, ¿cuáles son sus valores?" Tres preguntas que deberíamos hacernos todos, probablemente de manera periódica (y qué mejor que en estos días!), sin necesidad de interpelarnos acerca de nuestra creencia en Dios. Esas preguntas nos deben acercar a Jesús, y si no lo hacen y tenemos la voluntad de ser cristianos, probablemente necesitaremos redefinir nuestras respuestas.
El epitafio de un famoso escritor cristiano, nada menos que Unamuno, reza "Méteme, Padre eterno, en tu pecho, misterioso hogar, dormiré allí, pues vengo deshecho del duro bregar. Sólo le pido a Dios que tenga piedad con el alma de este ateo" . Probablemente Don Miguel buscó a Dios todos los días de su vida, pero quizá no se preguntó por estas tres simples preguntas, más prácticas que teóricas. No me gustaría llegar al final de mis días con esa angustia, así que me las haré.
Recomienda Martini, por último, conversaciones con gente que busque, con gente creyente. Pues nada, co-blogeros, a conversar!!!
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