Tampoco escuché la homilía, pero sí los titulares que salieron de ella: "Rouco: la familia cristiana no está de moda" "Sólo existe amor en la familia cristiana", "El aborto es una de las lacras más terribles de nuestro tiempo" (en este último estoy completamente de acuerdo).
Pues bien, mi reacción fue la de reafirmarme en lo bien que había hecho no acudiendo a Colón. No quiero formar parte de ningún grupo victimista, anclado en el pasado, alarmista sin sentido, sino de uno vivo, que presente soluciones en lugar de problemas, que sea cercano primero a los que pertenecen a mi club, pero también al resto.
Esta reacción se vio incrementada ayer, cuando oí la tertulia nocturna de Onda Cero, donde se insistía y elaboraba sobre estos titulares. Los contertulios hablaban como siempre, en posesión de la verdad absoluta. Ponían a parir a la Iglesia católica en su conjunto, representada por su jerarquía. Incidían en las manidas acusaciones y contradicciones, amparados por el discurso caduco que se podía inferir de los titulares anteriores. Los contertulios a los que les tocaba hacer de contrabalanceo de opiniones se las veían y deseaban para defender sus posiciones, ya que aceptaban los titulares como ciertos. Sólo defendían, con débiles argumentos, la posiciónd e la Iglesia, diciendo que, claro ese es el mensaje dirigido a los católicos, pero que de ninguna manera se trataba de imponer ninguna cosa, como achacaban además los tertulianos agresivos con el acto. Ninguno de ellos había estado en Colón. Ninguno de ellos había leído el texto.
Pues bien, antes de escribir este comentario me he tomado la molestia de leer el texto íntegro de la homilía, y no salgo de mi asombro. La primera lectura que he hecho de la misma ha sido, como saben los que me conocen, rápida y superficial. Me ha gustado el tono, y no he encontrado más que el tercer titular, el referente al aborto, que es tratado en un breve párrafo de los 19 de los que consta el documento. Si hay algo que criticar, en mi opinión, es el poco espacio que se le dedica a esta realidad, que vemos cómo se incrementa año a año en nuestro país, fundamentada en la pérdida de valores y el hedonismo reinante. En los últimos días se han publicado las cifras de abortos "legales" en España en 2006. Ni más ni menos que 101.592, muchos de los cuales son por "riesgo de la salud materna", whatever that means. Seguro que esa cifra no hace más que aumentar año a año, y para complicar aún más las cosas, desde el punto de vista no solo religioso (y no solo desde el punto de vista de esa religión denostada por nuestros políticos, la católica, sino también por esa con la cual nos debemos aliar según los mismos políticos, la musulmana), sino puramente moral, parece que en breve contaremos con una nueva ley del aborto, más amplia y permisiva para los que se creen autores y únicos dueños de la vida humana. Este es un campo de batalla que sí que merece la pena abordar, aliándose con científicos, filósofos, líderes de opinión no solo católicos, sino de otras creencias.
Sorprendentemente, este titular, el único que verdaderamente existe en el texto, no ha sido el más comentado en tertulias y columnas, sino que se ha pasado de puntillas. Probablemente no conviena agitar ahora este tema. Dejémoslo para cuando otros problemas más acuciantes para el político precisen de argumentos para distraer la atención.
En cuanto a los otros dos titulares, he tenido que hacer una segunda lectura, más en profundidad, para encontrarlos: El segundo ("Sólo existe amor en la familia cristiana") he de reconocer que no he sido capaz de intuirlo, si no es por el canto que hace durante todo el texto al amor, y las veces que repite el concepto de familia cristiana. Se pone de manifiesto que el ejemplo de la Sagrada Familia es el modelo que deben seguir los cristianos, y se explica a lo largo de la homilía. Pero no he sido capaz de encontrar ningún elemento excluyente en el que se reivindique de manera exclusiva la existencia del amor para las familias cristianas... lo único que se propone es que "es posible y necesario dar testimonio ante el mundo de la alegría honda y duradera que trae la familia cristiana", o "la familia cristiana ...anunciar la verdad del Evangelio con obras y palabras..."
Por buscarle tres patas al gato, a alguno que no pertenezca a este club -club al que como ha dicho antes en la homilía se puede pertenecer solo con la voluntad, ya que "...la gracia a todos se ofrece y que a nadie rechaza, a no ser que sea ella misma rechazada..."- al de la Iglesia, puede disgustarle la afirmación que se hace al final de la predicación: "¡el futuro de la humanidad pasa por la familia, la familia cristiana!", definida como la unión de varón y mujer abierta al don de la vida: los hijos. Obviamente no es un modelo exclusivo de la familia cristiana, ya que existía con anterioridad a Jesús, y existe hoy en otras confesiones, e incluso entre ateos. Es el único exceso que he podido encontrar en las palabras de Rouco, disculpable sin duda si tenemos en cuenta que se trataba de una homilía dirigida a sus fieles católicos, ¿no creéis?
Por último, la interesada y extravagante malinterpretación del primer titular: "la familia cristiana no está de moda". Lo que dijo Rouco es lo siguiente: "Estamos convencidos, ... de que no sólo es posible concebir, ordenar y vivir el matrimonio y la familia de forma muy distinta a la que en tantos ambientes de nuestra sociedad está de moda y que dispone de tantos medios y oportunidades mediáticas, educativas y culturales para su difusión, sino que, además, es la que responde a las exigencias más hondas y auténticas de amor y de felicidad que anidan en el corazón del hombre. ¡El futuro de la humanidad pasa por la familia!, insistía Juan Pablo II. La familia “es la principal agencia de paz”, afirmaba Benedicto XVI."
Es decir, en ningún momento pronunció Rouco tan apocalípticas palabras, sino que frente a las nuevas formas de relación que tratan de llamarse matrimonio, y que son objeto de protección de medios y progres, es posible concebir el matrimonio y la familia de manera tradicional, o en palabras del cardenal, "cristiana". Es una propuesta, nunca una imposición, como también se recuerda en la homilía, citando a Juan Pablo II "Testimoniad con vuestra vida, que las ideas no se imponen, sino que se proponen".
Y a mi no me pagan por no informar a mis lectores o oyentes. Estos periodistas que se rasgan las vestiduras por aparentes negligencias o malas praxis de otras profesiones (a los mismos les he escuchado cortarse las venas porque la sanción al juez Tirado ha sido muy liviana, desconociendo otra vez el fondo del asunto),
son unos irresponsables. Quiero creer que es solo la falta de profesionalidad, la superficialidad de sus valoraciones las que les empujan a actuar de esta manera. De otra forma habría que calificarles no de incapaces, sino de delincuentes.
En definitiva, creo que se trató de una buena homilía muy mal atendida desde el punto de vista de los medios de comunicación. La pompa, los ritos exagerados, la falta de sencillez y alguna compañía taliban tampoco ayudaron a que el verdadero mensaje de la misma pudiese ser difundido apropiadamente.
He dicho.
2 comentarios:
Carcasona, como principio, hay que defender a los propios y solo criticarlos en caso de culpa flagrante, que además y hablando de quien hablas, no suele ocurrir.
Hay que estar con los tuyos de forma incondicional, a menos que se demuestre (de verdad) lo contrario.
Así que... yo si estuve y me arrepentí de haberlo hecho.
El inicio de la celebración fue... Kafkiano, una especie de "loco", de "pastor televidente", arengando a la masa..., con frases más propias de un 20-N de los primeros después de Franco.
Pero a pesar de eso, es mejor estar con los nuestros, que no permanecer neutral, o indiferente, precisamente por lo que tu señalas, vivimos en la era de los medios y es fundamental que nos vean unidos, en bloque y a partir a acercar posiciones...
Estoy de acuerdo contigo Cami, pero es a los tuyos a los que más has de exigir (yo diría exigir, sin más, pero queda más claro de la otra forma...). Corremos el peligro de que el mensaje que recibe la sociedad de la Iglesia se identifique precisamente con el de ese pastor televidente al que te refieres. De hecho, esa es la conclusión que sacaron los indocumentados o malintencionados medios de comunicación que cubrieron el acto. Y para eso, casi mejor no hacerlo, no crees?
No sería mejor sacar una nota en la que se destaquen los aspectos de la homilía que se quería destacar? No se dan cuenta que los cristianos de a pie, y por supuesto los no católicos no se van a leer nunca la homilia, no van a escucharla entera nunca? Qué pretenden conseguir? que el mensaje que se recibe es precisamente el que sacaron los medios den comunicación? para qué? para contentar al pastor televidente and the wailers?
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