miércoles, 23 de julio de 2008

S.Pablo

En la oración de esta mañana leo en san Pablo: " Yo corro, pero no al azar; boxeo, pero no contra el aire; mis golpes van a mi cuerpo y lo tengo a mi servicio".
A veces, el cuerpo nos tiene a su servicio.

6 comentarios:

Peregrino dijo...

Interesante oración. entiendo lo de no correr al azar, como todo en la vida, debemos buscarle un sentido, una meta, en este caso. Lo del boxeo me parece curioso dentro de una oración, y más de S. Pablo, y lo de que los golpes van a mi cuerpo me deja descolocado.

El que el cuerpo nos tiene a su servicio desgraciadamente es así. Es necesariamente malo?

juan mari dijo...

desgraciadamente es así?
tiene que ser así?
es necesariamente malo?

Sospecho que en tres líneas has puesto en cuestión un puntal de la ética cristiana y de la expresión metafórica.

Nacho dijo...

Estar al servicio del cuerpo es intrínsecamente malo. Es servir a lo imperfecto, la muerte, lo finito, el polvo al que volveremos cuando seamos nada.
Debemos servirnos del cuerpo, bien para nuestra voluntad si nosotros somos nuestro único fin; bien para seguir a Dios.

Un abrazo

Nacho

Cami dijo...

¿Somos solo parte de lo que somos? o ¿somos todo lo que somos?
¿No es el cuerpo parte de la existencia que nos ha dado Dios?
¿Por qué no nos hizo solo alma, entonces?
Es un atributo más que nos han regalado, igual que el resto de dones con los que hemos sido creados.
Como dice San Pablo, es necesario "castigarlo" o al menos exigirle, para conformar el espíritu..., creo que si.

Peregrino dijo...

Dos visiones antagónicas del cuerpo. En este tema, como en otros muchos, necesito luz.

Vivir al servicio del cuerpo es vivir esclavizado ante algo que no merece la pena. Solo hay que vivir al servicio de Dios.

Sin embargo, somos cuerpo y espíritu. Es mñas fácil (dentro del "castigo" al que lo sometemos) cultivar el cuerpo que el espíritu, y en esta sociedad resultadista, más fácil de comprobar los efectos. Quizá sea esta una de las razones que nos lleven a dedicar más tiempo al cuerpo que al espíritu. Otra vez la distinción entre lo urgente y lo importante.

Cultivar el cuerpo, enseñarle a soportar el sufrimiento, hacerlo más resistente, más fuerte, no es malo. Como dice Cami, es algo que Dios nos ha dado, que tenemos que cuidar, y es fácil comprobar el resultado de nuestra diligencia. Además, cultivando el cuerpo conseguimos preparar, en parte, el espíritu.

Lo que es seguro, al menos en mi caso, es que debo dedicar más tiempo a cultivar el espíritu, a acercarme a Dios. Para los no entrenados en este campo, es más difícil. No desespero. No sé si me engaño, pero creo que estoy, lentamente, poniendo mi cuerpo a mi servicio, en disposición de acometer el nuevo reto, el importante de verdad. Eso espero.

Nacho dijo...

El cuerpo es un medio, no un fin.

Un abrazo

Nacho