En una entrevista aparecida ayer en el Magazine de "El Mundo", el ciclista Contador responde "Soy de familia creyente, pero no practico". La respuesta es algo ambigua, pero se repite con frecuencia. Resulta, en realidad una incongruencia. Se puede decir "soy ingeniero pero no ejerzo", pero ¿se puede afirmar amo a mi mujer, pero no practico?
¿Se puede creer en Dios y no practicar? Evidentemente, sí a juzgar por todos los que lo afirman, pero qué quieren decir cuando afirman que creen?
Claro que existen múltiples variedades en las que podríamos estar incluídos nosotros: practico, pero poco, casi nada, por pascua florida, solo la misa dominical...
¿Se reduce la páctica a la misa?
¿Se puede creer en Dios y solo ponerle en acto en un momento semanal?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
Hombre qué alegría que este blog vuleva a tener reflexiones!!! la intensidad de trabajo de esta semana no me había permitido chequearlo, pero hoy he llegado a una hora decente a casa, y sin que los párpados me pesasen como losas, y me he encontrado estas tres reflexiones del ilustre profesor (Barcena dixit) Laboa.
Comentaré esta primera. La frase de Contador es, cuando menos, sorprendente, o ambigua si se quiere. Soy de familia creyente, pero no practico. Es decir, por ser de familia creyente, él entiende que se ha de ser creyente. Curioso. Como dices, a muchos nos han enseñado en familias creyentes. Probablemente creyentes porque no quedaba más remedio. Los padres de Contador nacieron seguramente antes del 75, cuando la gente iba a Misa porque había que ir a Misa. Seguramente son de pueblo, lo que lo hacía más obligatorio que en la ciudad.
Mi conclusión es que Contador no es creyente, es simplemente católico de número. No es anti, simplemente pasa. Como mucho se santiguará cuando va a empezar una etapa, más por superstición que por otra cosa. A lo mejor reza alguna vez, en alguna dificultad, pidiendo la ayuda divina, pero también como superstición más que con sentimiento.
Esta es la realidad de muchos que se declaran dentro del 85% de católicos españoles (o quizá ya es menos?).
El problema, bajo mi punto de vista es doble:
- Una sociedad cuyos valores están solo basados en el materialismo
- Una falta de referentes en el plano espiritual. Los hay en el mundo del ciclismo (es atractivo ser ciclista, ganar etapas, ser famoso, ganar dinero), pero no en el mundo católico.
Aunque la declaración hubiese sido "Sí, soy creyente, y procuro seguir a Cristo todos los días", la gente seguiría admirando a Contador por los Tour que ganase. Otra cosa distinta es cómo dedicase su tiempo libre -o incluso el profesional-.
No creo nada en las declaraciones, sino en las actuaciones. Y todos tenemos que actuar cada día.
No puedo escribir hoy más, pero quisiera planear tu afirmación. ¿Es verdad que no existen hoy referentes en el plano espiritual?
Creo que es un tema muy importante.
Aparte de ti, a mi no se me ocurren pocos más. Para mi lo fue Juan Pablo II, lo fue Juan García Pérez.
Gracias a ti lo son los franciscanos que conocimos en Tierra Santa, con el padre Bárcena a la cabeza, y la hermanita de Foucould.
Algún ejemplo más tengo, pero quizá no tanto relacionado con la espiritualidad, como puede ser mi amigo Jose María Marquez.
Pero a nivel de masas...
Perdón, quise decir, "no muchos más"
Con los años, tal vez, uno se vuelve más escéptico y parece dudar de casi todos, por cinismo, por desconfianza, por experiencias vividas. Naturalmente, depende de nuestra capacidad de juicio, pero, también, de nuestra manera de ser.
Tras cuarenta años de dedicarme "en cuerpo y alma" a la historia de la Iglesia, mi capacidad de relativizar es mucha y mi ingenuidad poca, pero situviera que resumir miles de páginas escritas y miles de palabras dichas me atrevería a afirmar que no existe sociedad en la historia con tal capacidad de generosidad, de ayuda desinteresada, de entrega a la palabra de Dios. Abunda, desde luego, el pecado, pero abunda más la gracia. Solo que el pecado tiene más historiadores y altavoces porque parece resultar más abundante. No solo los llamados santos sino sobre todo la gente sencilla que han amado a Dios y vivido en consecuencia. No son genios ni inmaculados, pero han procurado ser consecuentes con la invitación de Jesus a seguirle. No creo que sea un simplón si digo que mis padres-sin especial formación, crearon un hogar donde el cariño, la honradez, la práctica de la justicia y, sobre todo, el respeto y el siguimiento a Jesus, fue el activo más hermoso que nos encandiló. Creo que hay en esta historia nuestra multitud de ejemplos semejantes. Tenemos muchos puntos de referencia. Esto no quiere decir que tengamos muchos líderes en nuestra Iglesia, pero son cosas distintas. Pensemos solo en los muchos misioneros presentes en todos los continentes. Siempre me ha impresionado su generosidad, probablemente, porque no he sido capaz de imitarles. Hay mucha gente así, casi siempre en la penumbra del amor.
Publicar un comentario