miércoles, 11 de junio de 2008

El Tiempo

"Empezar es de todos. Acabar, de pocos. Y estos pocos son los que le presentan cara al tiempo, y lo vencen no con violencia, sino oponiéndole cada día un poquito de esfuerzo en los puntos que se presentan más débiles"

Me parece una buena frase de Pedro García, un misionero claretiano que escribe en Catholic.net.

Sin duda, hoy vivimos atrapados por el tiempo. Como dice él en su reflexión, hoy se ha convertido en nuestro mayor enemigo. Propone que lo venzamos convirtiéndolo en nuestro aliado, a través de la constancia. Hoy tenemos multitud de asuntos que requieren nuestra atención de manera urgente. Y como siempre, lo urgente suele ser enemigo de lo importante. De esta manera, nos vemos ahogados por asuntos urgentes, y casi nunca importantes. Y los temas importantes los dejamos para después, ya que no nos parecen urgentes. Si somos constantes en lo importante probablemente seamos más felices. Yo me intento aplicar el cuento, aunque no siempre, más bien pocas veces por ahora, lo consigo. Pero seré constante.

5 comentarios:

Cami dijo...

Como dice Juan Mari, que no seríamos capaces de hacer si le dedicaramos "al mundo" la misma constancia que dedicamos al deporte...

Yo por burro, soy constante. Pero constante ¿en qué?: en lo importante, no creo; en lo superficial, puede que si; en lo urgente, que remedio.

A mi también me cuesta dejar lo urgente para centrarme en lo importante, pero somos esclavos de lo urgente y lo que es peor no se si desconocemos que es lo importante o simplemente a sabiendas lo abandonamos para escondernos en lo urgente

Nacho dijo...

¡Christos Anesti!

Un paso tras otro, tras otro, tras otro.
Qué fácil parece la constacia cuando se la piensa y qué difícil cuando se practica.

Necesita de paciencia y una meta digna de ser tomada en consideración: ¿cuál es la nuestra?

Si supieramos responder a esa pregunta no confundiríamos en cada urgencia la importancia y nada nos detendría en el camino de la verdadera meta.

Un abrazo

Nacho

juan mari dijo...

Todos somos adultos, llevamos una vida por delante y tenemos experiencia de nuestras debilidades, constancias y autoengaños. Generalmente no desconocemos qué es lo realmente importante para nuestra vida, pero, de hecho, actuamos con otros parámetros. Y no siempre porque nos urge lo "urgente".
En el fondo es problema de prioridades. ¿Cuáles son las nuestras? Creo que conocerse sinceramente consiste, de manera especial, en conocer las propias prioridades de uno. Y ver si estas están en función de un proyecto de vida o de las urgencias y necesidades del momento o de los propios gustos.
Mis queridos amigos, estais en un momento clave de vuestra vida. Vuestra inquietud personal os lleva a vivir la vida en plenitud. Eso no va en contra de un parón de reflexión y replanteamiento de prioridades. En el fondo, con una pregunta clásica de nuestros grandes autores: se trata de saber que quereis hacer con vuestro tiempo y con vuestra vida.

Peregrino dijo...

En mi predicación diaria, con mis colaboradores, a veces con mis hijos o amigos, abogo por la necesidad de priorizar lo importante sobre lo urgente, de manera que podamos ser más efectivos con nuestro tiempo.
En mi vida profesional creo ser capaz de, en la mayor parte de los casos, estar más tiempo en lo importante que en lo urgente.
Desgraciadamente no es así en el conjunto de mis actuaciones. Habrá que trabajarlo.

juan mari dijo...

Cuando tienes bastantes años eres más consciente de que no dominas el tiempo, no porque no tienes suficiente sino porque no sabes cuándo acabará definitivamente. Entonces miras con más claridad el tiempo pasado, el tiempo perdido, el tiempo malgastado, las muchas ocasiones que hemos tenido para una vida más feliz, más coherente, más generosa. No puedo aceptar que este planteamiento solo pueda darse al final del tiempo, al atardecer de la vida. El éxito personal debe consistir en ser capaz de enfrentarte con el tiempo que queda como si fuera un bien escaso, cuando sultaes más fácil elegir no lo más urgente ( en ese momento te das cuenta de que nada es tan urgente)sino lo más decisivo para conseguir el proyecto de humanidad, de ser humano, que deseamos. Creo que cada uno de vosotros ha dicho esto mismo de diversa manera. Seamos valientes y rompamos con la inercia.
Recordemos el himno de las "vísperas" de hoy:
"Presto te conocí, Verdad divina,
¡y qué tarde te amé!...Tu luz potente
alumbraba los senos de mi mente
pero el alma vagaba peregrina".