Me gusta como aborda el camino hacia Dios. Dice Martini que, como en cualquier actividad, es necesario planificarla, y sobre todo, entrenarla. Hay que entrenar los músculos del amor, de la relación con Dios. Para ello, recomienda cuatro ejercicios: la oración, el silencio, las conversaciones y las acciones de compromiso social.
Una vez que respondamos a la primera pregunta, si somos coherentes, viviremos nuestra vida como una misión, nos convertiremos en misioneros. Probablemente nos demos cuenta de los privilegios con los que contamos, y podamos dar el segundo paso: regalar dicha, transmitir nuestra alegria, nuestra fe a los que están enfermos o no saben amar.
Otros pasos que se pueden dar, dice Martini, son salir al encuentro de otras culturas y religiones, que enriquezcan nuestra fe, nuestra vida, no solo de manera pasiva, sino como medio a la consecución de la paz. Contemplar la belleza que hay en el mundo, el silencio, la quietud y la escucha también nos acercan a Dios, al igual que la pelea con Dios, las dudas o el sufrimiento de tristeza en determinadas ocasiones.
En definitiva, un buen plan. Sólo hay que aplicarse, como hacemos en otras facetas de nuestra vida, para que el entrenamiento nos acerque a nuestra meta.
3 comentarios:
Verdaderamente vale la pena leer estas conversaciones, en las que con sencillez plantea temas que debieran ser habituales en nuestra vida. Siempre me ha llamado la atención el que en la vida espiritual la gente considere que no tienen que hacer nada sino esperar a que se produzca el milagro. Martini subraya, como dices, la necesidad de centrar nuestra atención y esfuerzo en preparar los caminos del Señor, es decir, pantearnos qué somos nosotros y qué significa Dios en la marcha del mundo y en mi vida concreta. Claro que este interrogante surgirá difícilmente en quién no se interroga sobre su mismo ser: ¿quién soy? ¿qué sentido tiene mi vida? vivo para siempre o soy un ser a plazo?...
Para ser creyente hay que ser hombre y esto hay que conseguirlo con esfuerzo.
ES más -me permito decir a Juan Mari- que sólo quiénes son hombres pueden llegar a ser creyentes, porque, tan sólo por la gracia de Dios, podemos llebar a creer. No es cuestión de "inteligencia", creo yo, sino más bien de "voluntad". Sólo son ateos, los que quieren serlo, exactanebte dekl mismo modo de quienes optamos por la fe. Lo que sucede es que la gracia, no se "apoya" en el aire, sino en la naturaleza humana, según postula la Teología más tradicional. Un abrazo a totos os que quieren creer. Luis Madrigal.-
estás palabras me llenaron el alma, precisamente hoy que tanto ansiaba sentir la presencia de dios y lo hizo a través de los bellos msj que escribieron ustedes mil grax y yo voy a trabajar mi relacion no voy a sentarme a esperar que pase algo y sin apreciar los miles de milagros que tengo a mi alrededor amén
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