martes, 15 de enero de 2008

Y se titula Relexión serena!

Patente de corso, por Arturo Pérez-Reverte



Permitidme tutearos, imbéciles


Cuadrilla de golfos apandadores, unos y otros. Refraneros casticistas analfabetos de la derecha. Demagogos iletrados de la izquierda. Presidente de este Gobierno. Ex presidente del otro. Jefe de la patética oposición. Secretarios generales de partidos nacionales o de partidos autonómicos. Ministros y ex ministros -aquí matizaré ministros y ministras- de Educación y Cultura. Consejeros varios. Etcétera. No quiero que acabe el mes sin mentaros -el tuteo es deliberado- a la madre. Y me refiero a la madre de todos cuantos habéis tenido en vuestras manos infames la enseñanza pública en los últimos veinte o treinta años. De cuantos hacéis posible que este autocomplaciente país de mierda sea un país de más mierda todavía. De vosotros, torpes irresponsables, que extirpasteis de las aulas el latín, el griego, la Historia, la Literatura, la Geografía, el análisis inteligente, la capacidad de leer y por tanto de comprender el mundo, ciencias incluidas. De quienes, por incompetencia y desvergüenza, sois culpables de que España figure entre los países más incultos de Europa, nuestros jóvenes carezcan de comprensión lectora, los colegios privados se distancien cada vez más de los públicos en calidad de enseñanza, y los alumnos estén por debajo de la media en todas las materias evaluadas. Pero lo peor no es eso. Lo que me hace hervir la sangre es vuestra arrogante impunidad, vuestra ausencia de autocrítica y vuestra cateta contumacia. Aquí, como de costumbre, nadie asume la culpa de nada. Hace menos de un mes, al publicarse los desoladores datos del informe Pisa 2006, a los meapilas del Pepé les faltó tiempo para echar la culpa de todo a la Logse de Maravall y Solana -que, es cierto, deberían ser ahorcados tras un juicio de Nuremberg cultural-, pasando por alto que durante dos legislaturas, o sea, ocho años de posterior gobierno, el amigo Ansar y sus secuaces se estuvieron tocando literalmente la flor en materia de Educación, destrozando la enseñanza pública en beneficio de la privada y permitiendo, a cambio de pasteleo electoral, que cada cacique de pueblo hiciera su negocio en diecisiete sistemas educativos distintos, ajenos unos a otros, con efectos devastadores en el País Vasco y Cataluña. Y en cuanto al Pesoe que ahora nos conduce a la Arcadia feliz, ahí están las reacciones oficiales, con una consejera de Educación de la Junta de Andalucía, por ejemplo, que tras veinte años de gobierno ininterrumpido en su feudo, donde la cultura roza el subdesarrollo, tiene la desfachatez de cargarle el muerto al «retraso histórico». O una ministra de Educación, la señora Cabrera, capaz de afirmar impávida que los datos están fuera de contexto, que los alumnos españoles funcionan de maravilla, que «el sistema educativo español no sólo lo hace bien, sino que lo hace muy bien» y que éste no ha fracasado porque «es capaz de responder a los retos que tiene la sociedad», entre ellos el de que «los jóvenes tienen su propio lenguaje: el chat y el sms». Con dos cojones. Pero lo mejor ha sido lo tuyo, presidente -recuérdame que te lo comente la próxima vez que vayas a hacerte una foto a la Real Academia Española-. Deslumbrante, lo juro, eso de que «lo que más determina la educación de cada generación es la educación de sus padres», aunque tampoco estuvo mal lo de «hemos tenido muchas generaciones en España con un bajo rendimiento educativo, fruto del país que tenemos». Dicho de otro modo, lumbrera: que después de dos mil años de Hispania grecorromana, de Quintiliano a Miguel Delibes pasando por Cervantes, Quevedo, Galdós, Clarín o Machado, la gente buena, la culta, la preparada, la que por fin va a sacar a España del hoyo, vendrá en los próximos años, al fin, gracias a futuros padres felizmente formados por tus ministros y ministras, tus Loes, tus educaciones para la ciudadanía, tu género y génera, tus pedagogos cantamañanas, tu falta de autoridad en las aulas, tu igualitarismo escolar en la mediocridad y falta de incentivo al esfuerzo, tus universitarios apáticos y tus alumnos de cuatro suspensos y tira p'alante. Pues la culpa de que ahora la cosa ande chunga, la causa de tanto disparate, descoordinación, confusión y agrafía, no la tenéis los políticos culturalmente planos. Niet. La tiene el bajo rendimiento educativo de Ortega y Gasset, Unamuno, Cajal, Menéndez Pidal, Manuel Seco, Julián Marías o Gregorio Salvador, o el de la gente que estudió bajo el franquismo: Juan Marsé, Muñoz Molina, Carmen Iglesias, José Manuel Sánchez Ron, Ignacio Bosque, Margarita Salas, Luis Mateo Díez, Álvaro Pombo, Francisco Rico y algunos otros analfabetos, padres o no, entre los que generacionalmente me incluyo.
Qué miedo me dais algunos, rediós. En serio. Cuánto más peligro tiene un imbécil que un malvado.

6 comentarios:

Nacho dijo...

Buena guindilla para comenzar una campaña electoral.
En nuestras manos está formarnos, trabajar, avanzar, votar, progresar, pensar, debatir, argumentar, educar y educarnos, creer y dudar, conservar, destruir y construir; pero siempre solos, con nuestras manos, nuestro cerebro, nuestro corazón y nuestra alma. Sin pedir y dando.

Un abrazo

Nacho

Peregrino dijo...

Completamente de acuerdo. Sin saberlo lo publiqué el día en el que probablemente se tomó la decisión por la que el PP perderá las elecciones...por lo menos a un votante de toda la vida (bueno de casi toda la vida, para ser francos) le han reafirmado su decisión...

juan mari dijo...

Tengo que confesar que Reverte no es persona de mi devoción, pero estoy de acuerdo con lo que dice. En más de una ocasión he pensado en la paradoja de quienes hemos soñado muchos años con la democracia y que, una vez establecida, quedamos disgustados con el modo de hacer política de los políticos, en los que pocas veces se sobrepone el bien común al interés de los partidos.

Ignacio B dijo...

Tengo dos amigos (como el primo de Rajoy, pero dos) que están contentos con la evolción que está tomando la educación en España.

Uno dice que sus hijos se abrirán camino sin dificultad, al competir con el español medio, que tendrá dentro de 20 años una educación totalmente desastrosa.

Otro dice que está encantado porque España se está convirtiendo a ojos vistas en un país tercermundista, con una gran masa social de pobres analfabetos, y una prqueña élite de ricos. Y a él le encantan los paises tercermundistas, con un montón de gente tratándote de vuecencia y desviviéndose por dar servicio.

En cualquier caso, la realidad educativa, con una educación aceptable (si acaso) sólo al alcance de los ricos, es la gran injusticia de nuestra época. Y es además, una garantía de desertización intelectual, ideológica, cultural y existencial que ya venimos viviendo cada vez con más nitidez.

Peregrino dijo...

No puedo estar más de acuerdo con el comentario de Inaaacio. Y que conste que no soy ninguno de esos dos amigos!
Para reflexionar. Qué educación tienen los padres de la patria? Creo haber leído en algún sitio que en la Asamblea de Madrid, el número de universitarios no llegaba al 40% (y es de los sitios mayores porcentajes). Si los que legislan no han dado valor a su propia educación, y ya no vale la demagogia del franquismo, que la gran mayoría de ellos no vivieron, que esperar de sus exigencias para con sus descendientes? Relativismo acomodaticio a tope. Todo vale mientras no se exija ningún esfuerzo. Los votos son a corto plazo!!!

Cami dijo...

Y yo que creo que no es algo que pase por descuido, por falta de atención,sino que es algo deliberado...