Como sigamos así la palabra depresión nos va a saber a poco.
Supongo que habréis oído hablar en más de una ocasión de eso que se llama profecía autocumplida: a fuerza de repetir algo nos lo acabamos creyendo y terminamos por doblegar los hechos para que lo que suponíamos imposible se haga realidad.
No niego la existencia de crisis ni su profundidad, extensión y dramatismo. Tampoco niego la más que probable aceleración de la misma. Lo que niego con todas mis fuerzas es convertirnos en propagandistas del fin del mundo, con la morbosa complacencia de asistir a su llegada sin dejar de repetir ¡ya lo decía yo!
Nuestra obligación es encarar el futuro con determinación; seguir haciendo nuestro trabajo lo mejor posible; exigir de nuestra imaginación y conocimientos soluciones y no lamentos; estar disponibles para los amigos; ayudar al prójimo; hacer oídos sordos a los augures del mal, fijar nuestro ánimo en la realidad y ser garantes de la esperanza: muchos nos lo agradecerán.
Toda esta perorata, que os pido me disculpéis, la motiva este artículo del FT
http://www.ft.com/cms/s/0/36004b40-fd2a-11dd-a103-000077b07658.html cargado de razones pero también de espíritu vengativo.
http://www.ft.com/cms/s/0/36004b40-fd2a-11dd-a103-000077b07658.html cargado de razones pero también de espíritu vengativo.
Los hechos, todos ellos ciertos, tratados de cierta manera construyen una realidad dúctil y manejable para cualquier propósito: en este caso, presentarnos como el ídolo de cera que se derrite a ojos vista. Pero olvidan de modo culpable otra realidad que vosotros conocéis porque es la que vivimos cada día: es vuestra, nuestra realidad. Es la realidad de profesionales que crean, innovan, se esfuerzan, empujan a sus empresas hacia el futuro. La realidad de bancos como en el que trabajo que son los únicos que funcionan de manera solvente en el Reino Unido. O esa otra realidad de empresas del sector inmobiliario que sobrepasan en todos los aspectos positivos a sus competidores multinacionales, la mayoría de ellos del mismo país que el FT. O los empresarios que crecen en el sector de banca privada, mientras otros se retiran abrumados por su inepcia. O los que siguen creando empresas, apoyando a los innovadores y trabajando por el futuro. Todos y cada uno de nosotros nos vemos descritos en esos retratos.
El mundo empresarial del Reino Unido nos ha elegido como chivo expiatorio para disimular sus problemas, que son muchos y tan graves como los nuestros.
Ahora, nuestro deber es reconocer la realidad, aprender de los errores y constituirnos en líderes del futuro. Y eso sólo se consigue si sabemos ver en dicho futuro un mundo mejor por el que merezca la pena luchar.
Siento de verdad esta salida de tono, pero necesitaba abatir los demonios de las negras profecías y os considero tan buenos amigos y mejores personas que sé que sabréis disculparme.
Un cariñoso, fuerte y esperanzado abrazo.
Nacho.
2 comentarios:
Bien, Nacho -¿porque eres tú, verdad, el iberista? vamos por partes. La verdad es que no he podido entender nada de nada, por la razón bien inteligible de que yo no sé ni media palabra de Economía, aunque muchos digan (sospecho que entre ellos tú) que es una Ciencia. Si lo es, tal vez es de esas ciencias "que no existen", como la Sociología, por ejemplo. De esto último, sí estoy bastante seguro. Lo único que sí me permito decir es que, en efecto -aunque yo no he oído hablar de esa cosa "profética" que dices- es absolutamente cierto que, si bien siempre ha sido dificil encontrar gentes que digan lo que creen, cada vez va a resultar más facil encontrar tipos que lleguen a creer lo que dicen. Creerse las propias mentiras es muy facil, Nacho. Ah, por cierto "profeta", no es el que adivina el futuro, o lo predice. Creo que ese señor se llama Rapel, el paradigma de los "profetas", quiero decir. Pero, en realidad, profeta, es el que da testimonio... De lo que sea. Deriva del infinitivo griego "profenomai", que significa precisamente eso: "dar testimonio". Nosotros, ya sabes de qué hemos de darlo. Espero alguna cosa tuya de Historia de nuestra Iberoaméwrica del alma. NADA DE LATINA, ESO LO IMPUSO FRANCIA. Pero, España, ya lo sabes, supongo, ni siquiera es europea. Es hispánica. Es decir ibérica, como gustan decir nuestros hermanos portugueses. Un fuerte abrazo. Tu amigo de los Miércoles, Luis Madrigal.-
Ese soy, sí señor.
Gracias por tus comentarios y aclaraciones.
Un abrazo
Nacho
Publicar un comentario