martes, 20 de noviembre de 2007

Así, SÍ.

No sé si conocéis mi escepticismo acerca de la capacidad de cierta jerarquía eclesiástica para despertar interés intelectual o para transmitir un mensaje cristiano claro y vital; si no lo sabíais, os lo digo ahora: me cuesta reconocerme en la mima confesión de fe que muchos de nuestros pastores.
Hace unos cuantos días, dos o tres semanas tal vez, Monseñor Setíén estuvo bajo el escrutinio de los medios de comunicación por un libro que acababa de publicar. Leer sus opiniones, vertidas en más de una entrevista, me produjo escalofríos y en más de una ocasión una tristeza abrumadora.
Hoy, gracias a Dios, he podido reconciliarme con el mensaje de nuestros obispos mediante el discurso de apertura de la XC Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española.
Quiero evitar cualquier comentario por mi parte acerca de dicho discurso y dejar que cada uno lo vea sin presupuestos previos, por lo que sólo os incluyo el enlace.
Querido Alfonso, las palabras que siguen valen por muchos anuncios.

http://www.conferenciaepiscopal.es/documentos/plenaria/XC_plenaria.html

Un fuerte abrazo y un cariñoso saludo al despertar anestésico de Juan Mari.

Nacho

8 comentarios:

Peregrino dijo...

Querido Nacho,
Te has adelantado al post que me proponía escribir. Evidentemente, nuestra sintonía cósmica nos hace reflexionar sobre los mismos temas.
Además de esperar a encontrar un minuto para ponerme con ello, quería leer el texto entero (que ya tengo impreso) para poder hablar con conocimiento de causa, y no sólo a través de los interesados artículos de prensa. Espero poder leerlo hoy.
En cuanto al obispo que mencionas, imagino que tendrá oculta alguna virtud que desconozco. Igual Juan Mari, por vecindad, nos aclara algo a su vuelta del retiro en la clínica, ya sin próstata, claro.

Peregrino dijo...

Pues bien, como decía en el comentario anterior, he leído el discurso de Monseñor Blazquez, y he de decir que me ha parecido impecable. Establece el derecho de todo ser humano a conocer su pasado, más que un derecho una obligación. Explica por qué es una obligación: "el conocimiento que actualiza el pasado...puede sugerir actuaciones de cara al futuro...pero no es acertado volver al pasado para reabrir heridas, atizar rencores y alimentar desavenencias. Miramos al pasado con el deseo de PURIFICAR la memoria, de CORREGIR posibles fallos, de buscar la PAZ." (las mayúsculas las he puesto yo). Más contundente se pronuncia a continuación "Recordamos la historia no para enfrentarnos, sino para recibir de ella o la corrección por lo que hicimos mal o el ánimo para proseguir en la senda adecuada".

Justifica en nuestra condición de hombres (reconocimiento de nuestras limitaciones y pecados) la necesidad de pedir PERDON por actuaciones concretas de hermanos de nuestra Iglesia, y además hemos de tener PROPOSITO DE ENMIENDA para que esa petición de perdón sea efectiva.

Me llama la atención también algo que puede sonar a obviedad, pero que los historiadores normalmente olvidan: "La memoria colectiva no se puede fijar selectivamente; es posible que sobre los mismos acontecimientos existan apreciaciones diferentes, que se irán acercando si existe el deseo auténtico de comprender la realidad". Bonita reflexión que también nos puede valer a los que no somos historiadores.

Por último, hace una magnífica descripción del martirio, y de cómo los hombres encuentran en el mismo el verdadero test de su calidad de cristianos. Pero no limita su admiración a los seguidores de Cristo, sino también a "...aquellos comportamientos morales de otras personas sostenidos con sacrificio y radicalidad (esto último añado yo, probablemente necesitaria alguna acotación). Ante toda persona que lucha honradamente por la libertad de los oprimidos, por la defensa de los pobres, y por la solidaridad entre todos los hombres...". ´

Jesús fue el primer mártir, un mártir que nos enseño a perdonar desde la cruz. Por lo tanto, los mártires que le siguieron "no denuncian ni señalan a nadie, no guardan rencor en su corazón", como muchos de los políticos que nos desgobiernan pretenden arguir.

Vamos, repito, bajo mi punto de vista, IMPECABLE.

Nacho dijo...

A pesar de todo, hay una clase política o intelectual, aunque esto último sea mucho decir, a la cual le parece insuficiente.
El Pais, ayer, en su editorial, soslaya el núcleo del discurso e insiste en la obligación de la Iglesia de pedir perdón de un modo más explícito. Puede que esta reacción, un tanto soberbia, sea el síntoma de que Monseñor Blazquez ha dado en la diana.

Un abrazo a todos, en especial a Juan Mari para que siga mejorando tras su operación.

Nacho

Ignacio B dijo...

Yo también he tenido la fortuna de leer el documento. Muchas gracias a Nacho por ponerlo a nuestra disposición (no puedo dar las gracias al autor en este foro).

¡Qué pena que palabras tan acertadas y lúcidas no tengan un alcance más amplio! ¡Qué sólo unos pocos (muy pocos) tengamos la capacidad, los medios y la ocasión para entenderlas! Por supuesto que no llegarán a la ya grande y creciente comunidad de personas ajenas a la Iglesia. Pero tampoco, siquiera, a la todavía importante comunidad de católicos.

Nacho dijo...

Inteligentes y acertados comentarios y con un enlace a la reflexión anterior de Alfonso, que nos hace preguntarnos por la repercusión que el documento podría y debería tener.
Por un lado ya la ha tenido, al aparecer en todos los medios de comunicación. Sin embargo, el mensaje en manos de los medios puede llegar desvirtuado y, en muchas ocasiones, manipulado.
¿Cómo ampliar el eco del documento? ¿Podría leerse en todas y cada una de las parroquias, sustituyendo la homilía dominical?
En este aspecto, quizá Juan Mari nos pueda ilustrar un poco acerca de la categoría "pastoral" del discurso.

Un fuerte abrazo

Nacho

Peregrino dijo...

Vuelvo a insistir en nuestro círculo particular de influencia como primer mecanismo de difusión de éste y de cualquier otro testimonio, documento o acto que consideremos importante. Más tarde vendrán los de mayor resonancia, y el que propone Nacho me parece de cajón.
Sin embargo, las declaraciones del recién nombrado obispo auxiliar y actual portavoz de la conferencia episcopal, atreviéndose a matizar lo dicho con toda claridad (para todos aquellos que lo quisieron entender) por su superior jerárquico, nos suman de nuevo en la intranquilidad de los mensajes ambiguos, oscuros, cicateros... y ahí lo dejo

Peregrino dijo...

Curioso artículo el de Martín Prieto en la página 2 de El Mundo de hoy, en el que, entre otras cosas, reclama claridad en los textos de la Iglesia en una perorata ininteligible, al menos para el que suscribe.

juan mari dijo...

"Ya estoy aquí". Me encantó el discurso de Blázquez y no me sorprendió el intento de Martínez Camino de aguarlo.Comparto la reflexión de Nacho de que si los cristianos españoles mantuviéramos este discurso no necesitariámos de publicidad.
Dada mi conocida habilidad con internet, no puedo colocar aquí una columnita que acabo de escribir para Vida Nueva. Os la envio directamente.